ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Cambio en la táctica, pero con igual resultado
Por Isaac Á. Calvo
3 min
Internacional12-10-2015
El título de este artículo bien podría servir para una de las muchas crónicas de fútbol que inundan la actualidad. Sin embargo, aborda un asunto más importante que este deporte: el terrorismo.
Los criminales han cambiado su táctica en la ejecución de atentados. Atrás quedan las grandes acciones meticulosamente preparadas, financiadas y ejecutadas en equipo. La trágica espectacularidad se ha convertido en máxima sencillez durante todo el proceso, pero el resultado es el mismo: sembrar la muerte y el desconcierto tanto en la población como en las autoridades.
Y vaya que lo están consiguiendo. Las personas se sienten vulnerables porque han visto que cualquiera de los que les rodean puede convertirse en sus verdugos de una manera fácil y con armas al alcance de todos. Simplemente, un cuchillo, un destornillador o cualquier objeto punzante pueden causar la muerte si es empleado con destreza. Y si no mata, las heridas son de consideración, y solo el ataque ya genera pavor en la sociedad. Al fin y al cabo, ese es uno de los objetivos de los terroristas, perpetrar un atentado y lograr obtener repercusión y réditos que perduren en el tiempo.
Se ha pasado de comandos entrenados a terroristas de usar y tirar.Este nuevo tipo de atacantes son mucho más difíciles de detectar previamente porque se integran en la convivencia. Sin embargo, una vez que cometen el crimen quedan totalmente expuestos y son detenidos, cuando no abatidos. Se ha pasado de los comandos entrenados y pertrechados a los terroristas de usar y tirar.
Uno de los ejemplos más recientes se encuentra en Oriente Próximo. En Israel, los atentados perpetrados con bombas o mediante terroristas suicidas se han reducido considerablemente. Sin embargo, ahora está sufriendo una oleada de ataques palestinos cometidos por personas normales que están siendo radicalizados, principalmente a través de Internet y de las redes sociales. En pocos días, se han multiplicado los casos de ciudadanos israelíes asesinados o heridos por apuñalamientos en Jerusalén.
El epicentro de esta nueva crisis vuelve a estar en la Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo. Allí se concentran dos de los lugares más sagrados tanto para el Islam como para el Judaísmo: La Mezquita de Al Aqsa y el Muro de las Lamentaciones, respectivamente, donde acuden a rezar miles de fieles.
En este punto tan sensible, cualquier acto o actividad que se aleje del statu quo existente entre ambas comunidades es aprovechado por los extremistas judíos y musulmanes para azuzar la semilla del odio y mezclar religión con política.
Si a este hecho se le añaden las manipulaciones procedentes de sectores interesados (de ambos lados), la situación se tensa aún más y el riesgo es mucho mayor. En el conflicto palestino-israelí hay tantas décadas de odios y desconfianzas mutuas que la más mínima provocación puede dar origen a una espiral de violencia con consecuencias difícilmente calculables. Y no solo por los ataques palestinos, ya que la experiencia también demuestra que Israel, en más de una ocasión, responde de forma desproporcionada.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD