ANÁLISIS DE CULTURA
A la atención de Divino Morales
Por Marta G. Bruno
2 min
Cultura30-09-2015
Estimado señor Morales,
Quiero que sepa que aunque El Greco se hiciera más famoso, usted fue sin dudarlo el mejor de sus precursores. Y no por casualidad le llaman “Divino”, distinción de la que gozan ilustres hombres del mundo del arte como Miguel Ángel. Aunque de su agraciada mente no haya nacido la bóveda de la Capilla Sixtina.
Quisiera decirle que a mí hace unos años el Renacimiento, ni fu ni fa, quizás fruto del hartazgo de una infancia donde era la tendencia predilecta entre mis allegados. Pero una vez atravesada la dichosa adolescencia, el pasotismo exagerado para dar paso después a intentar ver el arte donde no lo hay, le descubro a usted y a tantos otros.
Y le agradezco su existencia, porque eso significa que me moriré sin conocerlos a todos, lo que genera aún más misterio si cabe, aderezado con unos toques de agobio existencial que enseguida se pasan cuando uno sólo mira el reloj para saber si llegará o no tarde, sin entender muy bien el paso del tiempo.
Divino Morales, estoy deseando ver con mis ojos el milímetro de sus retablos, tan significantes antaño, tan delicados para algunos ahora y para otros como meros muebles de casa antigua. Mas cuando no tuve el honor, la gracia y la existencia de poder ver la anterior en el Museo del Prado, allá por 1917. ¿Por qué te has hecho esperar tantos años?
Sé señor Morales que usted era más carne de taller que de nobleza. No se preocupe que de esos había ya muchos. Tampoco se enfade por las veces que le han copiado, porque nunca ninguno como el original conseguirá rostros que miren al espectador de manera tan profunda que tenga que apartar su vista en una colérica sinrazón temerosa. Y oiga, que no cualquiera consigue que un rey (Felipe II) le vaya a visitar a su paso por Badajoz para conocerle.
Le admiro por haberse recluido tanto tiempo en Extremadura. Sin quitarle mérito a tal región para su inspiración, la majadería podría haberse adueñado de su talento dadas las condiciones de aislamiento, aun cuando sus pinturas reflejan un una influencia extranjera apabullante, suponemos que por su “Erasmus” en Italia o Portugal.
Su vida es en realidad un misterio señor Morales. Como la de todos, pero con dulzura con trazos melancólicos. El llamado “buenismo”, pero bien hecho.
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Marta G. Bruno
Directora de Cultura de LaSemana.es
Licenciada en Periodismo
Estudio Ciencias Políticas
Trabajo en 13TV
Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press