ANÁLISIS DE ESPAÑA
El mesías era D'hont
Por Alejandro Requeijo2 min
España14-09-2015
El reciente vaticinio del CIS respecto a lo que sucederá el 27S en Cataluña ha sacado a relucir la última trampa que pretende Artur Mas en su proceso de independencia. Un giro de tuerca que viene a sumarse al engaño que, ya de por si, supone convocar unas elecciones autonómicas que en realidad plantea e interpretará como un referendum. Se excusa en que ya intentó un plebiscito y no le dejaron, pero consideraciones de legitimidad aparte, la explicación no deja de suponer un reconocimiento explicito de la estafa en la que se dirimen estos comicios.
A la espera del escrutinio definitivo, dicen las encuestas que la lista secesionista de Junts pel Sí ganaría en escaños (60-61), pero perdería en votos: apenas un 38 por ciento. La victoria en escaños además no sería por mayoría absoluta, necesaria para iniciar el proceso de creación del nuevo Estado que pretenden dentro de la UE. Para alcanzarla necesitarían los escaños de la CUP, que aboga por salirse de la UE. No hay duda de que el 28S promete. Unidos todos los independentistas, la cosa se quedaría en un 44 por ciento de la gente que va a votar, que es menos del total de la gente que vive en Cataluña porque habrá muchos que no acudan a las urnas. Porque no quieren o porque aún no pueden.
La opción de quienes defienden separarse de España, por tanto, no alcanzaría ni siquiera un 50 por ciento de apoyos. Se queda lejos también en la provincia de Barcelona y la de Tarragona. Es difícil determinar cuál sería el mínimo exigible para adoptar una decisión unilateral de tal trascendencia. Pero estos datos, de entrada, desmienten la coarta original del viaje separatista de Mas, quien justifica sus pasos como respuesta a lo que le exige su pueblo. Entonces he aquí el redoble de tambor: si con los votos no gano, entonces lo que cuenta son los escaños.
Se trataría de las primeras elecciones de la Historia en las que se acude a elegir un nuevo Parlamento y se acaba con un nuevo pasaporte. Y, sobre todo, el primer plebiscito en el que se consideraría vencedora la opción derrotada. Después de tanto mito falseado, tanta Meridiana atestada, tanto presunto hecho diferencial, al final el verdadero artífice de la independencia impulsada por Mas va a ser el viejo señor D'hont.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio