ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Mano dura
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional03-08-2015
Da igual que sean "de los nuestros". En estos casos, hay que tener igual de mano dura que si son "de los enemigos". La Justicia no debe ser condescendiente porque, de lo contrario, deja de serlo para convertirse en un instrumento sectario.
El ataque con artefactos incendiarios contra una vivienda palestina provocó la muerte de un bebé de 18 meses y gravísimas quemaduras a los padres y el hermano de este. Las pintadas encontradas en el inmueble son las que habitualmente hacen los radicales israelíes.
Las autoridades de Israel deben intervenir para que este suceso y sus consecuencias no queden impunes, aunque haya sido cometido por israelíes. El primer ministro, Benjamin Netahyahu, se ha mostrado conmocionado y ha dicho que condena el terrorismo venga de donde venga. Bien hecho, pero no es suficiente. Se tiene que investigar a fondo y se han de aprobar medidas para castigar a los criminales y para evitar que estos crímenes se repitan.
Un crimen es un crimen, y ser judío no debe ser un atenuante y, ni mucho menos, una eximente.Lamentablemente, no son hechos aislados. La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha denunciado más de 100 atentados similares, pero sin víctimas mortales, en los siete primeros meses del año. En 2014, la cifra ascendió a 312. Y no son solo ataques contra los palestinos. Los radicales israelíes también provocaron, a mediados de junio, un incendio en la iglesia que conmemora el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
El Gobierno de Israel no debe mirar para otro lado ni menospreciar el problema (ya en 1995, el entonces primer ministro, Isaac Rabin, fue asesinado por un radical israelí). Netanyahu tiene que dar ejemplo y demostrar que existe un Estado con garantías y fiable, que va más allá de la religión. Un crimen es un crimen, y ser judío no debe ser un atenuante y, ni mucho menos, una eximente.
Además de la persecución de los delincuentes por el mero de hecho de serlo, a Netanyahu le interesa castigar a los culpables y actuar con firmeza para intentar aplacar los sentimientos de venganza de los palestinos (muy proclives a ella). En este punto, las autoridades palestinas tienen mucho que hacer, ya no solo para calmar los ánimos, sino también para perseguir a los palestinos que ataquen a israelíes.
Está más que demostrado que, en un escenario tan sensible como Oriente Próximo, sucesos como este pueden desencadenar graves conflictos, en los que la muerte y la destrucción son protagonistas. Lamentablemente, en más de una ocasión, el enemigo está en el interior, por mucho que sorprenda y duela.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD