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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

¡Que viene otro Bush!

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional22-06-2015

La saga de los Bush da, como mínimo, para una trilogía. En este caso no se refiere al cine, sino a la política, y a la de más alto nivel. ¿Para que conformarse con un cargo menor si es posible ser el líder de la primera potencia del mundo?

Sí, un tercer Bush puede llegar a ser presidente de Estados Unidos. Se trata de John Ellis Bush, más conocido como Jeb Bush. Este es hijo de George H. W. Bush y hermano de George W. Bush, ambos fueron inquilinos de la Casa Blanca. Ahora, Jeb quiere ganar las primarias en el Partido Republicano y ser el candidato de esta formación que intente desbancar a los demócratas de la Presidencia.

No va a ser un camino fácil, pero sí es posible que lo consiga. Es cierto que su hermano George W. Bush terminó su mandato con muy baja popularidad y con la mayoría de la opinión pública calificando su gestión de forma negativa. Sin embargo, en los últimos años, las críticas se han ido suavizando y ya no es considerado como un mandatario tan nefasto.

Jeb Bush no es un hijo de papá, se fue a México de intercambio académico, trabajó para un banco en Venezuela y, en Miami, fue comercial y agente inmobiliario.
El paso del tiempo siempre da perspectiva. Además, en este caso, su sucesor en la Casa Blanca, Barack Obama, ha decepcionado a muchos de sus votantes, más que por deméritos del propio Obama ha sido por las altas expectativas que pusieron en él. Por tanto, parte de la población se ha dado cuenta de que ni George W. Bush fue tan malo, ni Obama ha sido tan bueno.

Jeb Bush procede de una familia donde la política ha estado muy presente, pero no es un hijo de papá. Cuando era muy joven, viajó a México en un intercambio académico (allí conoció a la mexicana con la que lleva casado más de 40 años), se graduó en Estudios Latinoamericanos, trabajó para un banco estadounidense en Venezuela (habla español con fluidez), y en Miami desempeñó funciones de comercial y agente inmobiliario, entre otras.

Es posible que haya quien piense que le pueden pasar factura los gobiernos de George H. W. Bush (1989-1993) y de George W. Bush (2001-2009). Sin embargo, este hecho es más una ventaja que un inconveniente, porque ha visto de cerca lo dulce y lo amargo del poder, y porque ha podido aprender tanto de los errores como de los aciertos de su padre y de su hermano.

Jeb Bush también ha vivido la política en primera persona y tiene experiencia en cargos de relevancia, ya que fue gobernador del Estado de Florida durante ocho años (la ley no le permitió presentarse a un tercer mandato).

Ahora, si quiere llegar a ser presidente, primero tiene que convencer a los votantes de su partido, y, posteriormente, al resto de estadounidenses. Para ello, debe encontrar una fórmula que aúne la renovación del Partido Republicano, pero manteniendo la esencia conservadora, para no perder apoyos internos. Además, si explica bien lo que quiere hacer y cómo lograrlo, hay más posibilidades de ganarse la confianza de aquellos que se sientan defraudados por Obama y por su sucesor (o sucesora) en la candidatura del Partido Demócrata, que no son pocos.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD