EL REDCUADRO
El egómetro
Por Antonio Burgos4 min
Opinión03-05-2015
Hablando de la lentitud de la Justicia y la congestión de los juzgados, me dijo un día don Santos Bozal Gil, sabio, prudente y ponderado magistrado de Sevilla, que todo se arreglaría si la gente usara más el logómetro. La Justicia está colapsada por falta de logómetros. Como su mismo nombre indica, el logómetro es el aparato para medir las palabras. Gran parte de los asuntos, banales muchos, que colapsan los juzgados se deben a que a los demandados. como no tenían logómetro a mano, se les calentó la boca, no midieron bien sus palabras y como dice Raquel Bollo:
- Te voy a mandar a mis abogados y te van a poner una querella que se va a mear la perra.
Los letrados de estos frecuentadores de estrados en el deporte nacional de la querella y la demanda son como los plátanos de Canarias: dos mejor que uno. Ninguno amenaza al que no usó el logómetro con que le va a azuzar a "su" abogado, un solo letrado. Para que quede resultón tienen que ser "mis abogados". Por eso cada vez más los bufetes llevan esos nombres de letrados enchampelados con el americano signo "&": "Pérez, Gómez & Sánchez Abogados". Quien mejor sabe usar el logómetro en España es Jorge Javier Vázquez. Usa logómetro direccional. Lo ha orientado con dirección a la Pantoja y ha comprobado logómetro en mano que si los colaboradores se injurian y calumnian unos a otros, entre sí, no ocurre nada. Pero que si osan decir lo más mínimo sobre la antigua capitana del adiós, barquito velero del marinero de luces, eso: se va a mear la perra.
Al modo del utilísimo logómetro (con enfriador de boca incorporado), sería muy conveniente que en la política patria se empezara a utilizar cuanto antes el egómetro. Urge el uso del egómetro ante las inminentes elecciones municipales y autonómicas del Domingo del Rocío. Si hubieran usado el egómetro, los votantes andaluces de Ciudadanos no estarían ahora tan decepcionados y cabreados por el apoyo dado a Susana Díaz para su investidura por parte de Marín, que no se olvide es de Sanlúcar de Barremeda, tierra proveedora de langostinos para las mariscadas de la UGT. Los votantes de Ciudadanos tenían que haber aplicado el egómetro a Albert Rivera antes de meter su papeleta en la urna, y sabrían que tiene uno de los mayores egos de la política, capaz de todo. Como tengo un buen egómetro (paisano de las cuentas opacas de los Siete Niños de Pujol, pues me lo compré en Andorra), sé que estos nuevos partidos que se presentan como salvadores de España son los que más altos indices de ego dan en sus dirigentes. Le apliqué mi egómetro a Rosa Díez y por poco se me funden los plomos del aparato, de lo alta que se fue la aguja y de los fogonazos que pegaba la luz roja de peligro máximo de ego desbordante y desbordado. Una cosa así se me ha puesto la aguja del egómetro cuando se lo he aplicado a Albert Rivera, lo que explica su postura andaluza. Y hablando del comienzo de la temporada de deshinchado de globos (que coincide con la de los caracoles) egómetro en mano he comprendido perfectamente por qué Podemos ha roto en Casta. En Podemos ha habido como una competición entre Monedero y Pablo Iglesias, a ver quién la tenía más grande: la dimensión de su ego, por supuesto. Hay egos de estos tíos de UPyD, de Ciudadanos y de Podemos que no caben en el Bernabeu.
Aunque en los partidos tradicionales de la Transición, que vienen a ser como liberales y conservadores en la Restauración, tampoco anda mal despachado el ego de sus líderes. Susana Díaz negocia con un edecán de Ciudadanos porque un choque directo de su ego con el de Albert Rivera originaría un terremoto peor que el del Nepal. Y el propio Rajoy, ahí donde lo ven, tampoco anda mal despachado de ego, que yo creo que no le cabe en la Moncloa cuando anuncia que, tranquilos, yordis, que hay que votarlo a él, porque sabe lo que se hace y hay que tener confianza. En su ego, claro. Que se le está poniendo tamaño Felipe González.
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Antonio Burgos
Columnista del diario ABC
Andaluz, sevillano y del Betis
** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor