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SIN CONCESIONES

El bipartidismo muda

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión16-04-2015

Hillary Clinton acaba de confirmar su candidatura a la Casa Blanca en Estados Unidos. El anuncio ha corrido como la pólvora de una punta a otra del planeta pese a ser tan previsible como poco original. Es la segunda vez que Hillary compite por encabezar la candidatura de su partido a la Jefatura del Estado. Es la enésima ocasión en el continente americano que la esposa de un expresidente aspira a alcanzar el cargo que ostentó su marido, en una especie de sucesión conyugal que tan malos resultados ha ofrecido, por ejemplo, en Argentina. Eso, junto a la familia Bush, sí que es perpetuar la casta y no la crítica de eslogan facilón que Podemos lanza aquí a los dos principales partidos políticos españoles.

En Estados Unidos tienen igualmente dos partidos que se alternan en el poder con una milimétrica alternancia de ocho años. Ahora le toca al Partido Demócrata de Barack Obama y antes llegó el turno del Partido Republicano de George W. Bush. Hillary Clinton quiere ser la primera mujer en dirigir la Casa Blanca y también la primera en un siglo que revalida a su partido en el poder. En España vamos camino de instaurar el mismo sistema de alternancia, el cual ya funcionó en la época de Cánovas y Sagasta, a los que por cierto tanto admira Mariano Rajoy. Aznar inauguró el principio de marcharse tras ocho años en La Moncloa. Zapatero le imitó en una de sus mejores decisiones como presidente. Y Mariano Rajoy tiene el propósito de consolidar esa buena costumbre, aunque ahora juegue al despiste para no alentar la pelea sucesoria que desde hace años disputan en el PP y que esta Semana Santa ha saltado a la luz pública.

En la España democrática siempre ha existido el bipartidismo, aunque no siempre estuvo representado por PSOE y PP. Durante la Transición, el centroderecha lo ostentaba y dominaba UCD, el partido que Adolfo Suárez se sacó de la chistera para introducir al país en la modernidad y en las libertades públicas. Aquel partido murió en pocos años por el cainismo y falta de unidad de sus dirigentes. La UCD y el Partido Comunista fueron el referente en aquella época. Era otro bipartidismo, con diferentes siglas y distintas formas. Pero al fin y al cabo era bipartidismo con ideologías y recetas polarizadas. Aquel bipartidismo no era muy distinto del que llegó poco después con Felipe González y José María Aznar. Tampoco variaba demasiado del que teníamos hasta ahora con Rajoy y Rubalcaba. Y desde luego tenía poco que envidiar al bipartidismo que llegará en un futuro y que quizás se está forjando delante de nuestras narices sin darnos cuenta.

El auge de nuevos partidos como Podemos o Ciudadanos no significa necesariamente el fin del bipartidismo. Quizás sea la prueba irrefutable de que hay relevo preparado para la hegemonía que PP y PSOE han ostentado durante más de 25 años. Ahora, un cuarto de siglo después, hay una generación de españoles que parece haber perdido la confianza en los dos grandes partidos y que manifiesta su predilección por los colores naranja y morado. La división entre azules y rojos, con reminiscencias de la desdichada Guerra Civil, va camino de pasar a la historia. No lo digo yo. Lo piensan políticos de los grandes partidos con altísimas responsabilidades públicas.

Hace meses que las encuestas auguran que Podemos obtendrá más votos que el PSOE en las elecciones generales, lo cual constataría un relevo histórico en la izquierda. Ese es el verdadero cambio que tanto preconiza mi tocayo Pablo Iglesias, no el que fundó el Partido Socialista sino el que aspira a acabar con él. Ese cambio está en marcha si Pedro Sánchez no lo remedia. Mientras tanto, en la derecha, Albert Rivera ha activado el recambio de Rajoy. Su ambición pasa por sustituir al PP como el PP hizo hace más de dos décadas con la UCD. No es el fin del bipartidismo. Más bien parece el comienzo de un nuevo bipartidismo con nuevos protagonistas pero la misma dicotomía de siempre.

"El bipartidismo está mudando de piel", escuché hace poco a quien dirige una de las instituciones más importantes de España. Mudar la piel... interesante reflexión que quizás se haga realidad dentro de unos años. Lo que vivimos ahora es sólo el comienzo.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito