ANÁLISIS DE CULTURA
Ficción y poder
Por Marta G. Bruno3 min
Cultura04-03-2015
"El poder se parece mucho a las bienes raíces. Es todo sobre ubicación, ubicación, ubicación. Mientas más cerca estés de la fuente, mayor será el valor de tu propiedad. Cuando la gente vea estas fotos siglos más tarde, ¿a quién verán sonriendo al borde del cuadro?". No lo dice ningún ideólogo del momento. O quizás se basen en él. La ficción hecha realidad. Es un personaje maquiavélico, la lógica del poder. Contamos con tipos como Frank Underwood en los pasillos de nuestras instituciones. En realidad Frank Underwood es más viejo que el primer cimiento de House of cards. Subestimamos el poder de la ficción. El de las frases hechas que sirven para escribir libros. El que ha servido a los monarcas más astutos para ganar batallas.
Operaciones como las que estamos viendo en Madrid estos días no son más que un tablero de ajedrez donde cada pieza juega un papel importante y decisivo. El jaque mate llegará antes de que se produzca la decisión final, que por supuesto no aparecerá en las papeletas.
Como Charles Foster Kane, que pasa del idealismo inicial a la ambición de poder. Rosebud. De la pobreza a la mina de oro, a la manipulación mediática, a conseguirlo todo y a perderlo de la misma manera. El ciudadano Kane podría tener piso en Estepona o no, pero sus fracasos fueron añicos de éxitos adorados como los de Nixon. El fuego quema aunque caliente en noches de luna llena, las llamas dejan en cenizas lo que un periodista puede publicar para resquebrajar una carrera política. ¿Poder mediático o servicio social? ¿Periodismo o pura cobertura de la inteligencia?
Jugamos a ser Bernstein o Woodward aunque no está del todo claro si con los mismos telefonazos. ¿Quién es la Garganta profunda? ¿Hay pinchazos propios como mala digestión del ansia preelectoral? ¿Existe la inmunidad? Sí, en ocasiones sí, siempre que existan los chivos expiatorios. O eso dice la teoría. A veces también la práctica.
“Empezar de cero suena a cero a la izquierda, me gusta empezar de nuevo”. No sólo Underwood. ¿Quién era hasta hace unos meses un cero a la izquierda? ¿quién destaca? Quien provoca. ¿Qué pasará en unos meses? ¿Y si nos ocurriera como a la madre de Alexander Kerner en Good Bye Lenin!, pero al revés? Del triunfo del capitalismo al del comunismo. Revolución en las calles, como las que algunos sectores quieren, donde la falta de pan lleva a decisiones que pensadas en frío no suenan tan bien. Ocultos con telediarios falsos vivirían muchos que no quieren vivir la situación real más ficticia, para que no duela. No hace falta vivir en islas aisladas como la mujer de la película para obviar. El socialismo de Estado vive en muchas películas que tratan sobre lo real.
La ficción y el poder son el mayor manual para vislumbrar el futuro y entender el presente y el mayor catalizador de la estrategia política. Las decisiones individuales sólo se pueden tomar en ese momento tan íntimo entre la pantalla y la opinión. Pero cuidado, tan moralizante como pernicioso. ¿Servicio social o manipulación? Al jaque mate se llega antes de que el votante hable. Las cuerdas están más tensas que nunca. ¿Manejadas por quién?
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Marta G. Bruno
Directora de Cultura de LaSemana.es
Licenciada en Periodismo
Estudio Ciencias Políticas
Trabajo en 13TV
Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press