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SIN CONCESIONES

El Perejil y Mónica Lewinsky

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión21-07-2002

Nada ocurre por casualidad. Ni en la vida ni, menos aún, en la política. Cada gesto, cada decisión y cada actuación está milimétricamente estudiada. Hay unas causas analizadas y unas consecuencias previstas. Ocurrió con la Guerra del Golfo tras la crisis económica que atravesaba Estados Unidos y la baja popularidad de George Bush padre. Sucedió algo parecido con los bombardeos a Irak en pleno proceso de impeachment a Bill Clinton por el caso Lewinsky. Ahora, Aznar ha importado esta fórmula yankee en el momento en el que su Gobierno demuestra más debilidad que nunca. Perdido, contra pronóstico, el Debate sobre el Estado de la Nación ante el líder de la oposición, ha sabido desviar la atención con una rápida y efectiva actuación militar diez horas después. Nada es casual. Le ha salido redondo. Desde la recuperación de Perejil nadie habla del rifi-rafe con Zapatero, del futuro de Aznar, de las peleas entre los sucesores, de su pérdida de carisma en el Ejecutivo, de sus errores ante el líder del PSOE... El presidente del Gobierno ha recuperado sorprendentemente todo el prestigio y ha vuelto a ser el centro de las miradas gracias a un gesto típico en gobernantes del perfil de Clinton, Berlusconi, la familia Bush e, incluso, del mismísimo Francisco Franco. Hemos pasado del "pan, fútbol y toros" de la dictadura al "fútbol, Operación Triunfo y patriotismo constitucional" de José María Aznar. Él es el primero en presumir de las victorias del Real Madrid y la Selección española, deja que sus diputados comparen a Rosa de España y David Bisbal con los valores del PP y utiliza la lucha contra el terrorismo y, en este caso, la soberanía de un trozo de piedra para fortalecer su imagen interna y el liderazgo externo. Aznar está en horas bajas. Su caso Lewinsky es fruto de la erosión del poder, de las desconfianzas y peleas en el PP por ser el sucesor, del final de una etapa con meta en el 2004, de la vanidad y la prepotencia de un personaje inteligente pero confiado. Su derrota en el Debate sobre el Estado de la Nación es la mejor muestra de suficiencia y falta de preparación. Pensó que lo tenía ganado antes de tiempo pero Zapatero le dejó en evidencia durante las réplicas. Hasta los más afines a Aznar reconocen que estuvo mal. Los perros viejos del PP admiten off the record la derrota del Jefe. Hace tiempo que asistimos al principio de su final político, aunque recupere ilegalmente un islote del Mediterráneo. Un hombre que exige a Batasuna y al PNV cumplir la Constitución española no puede saltarse a la torera las Leyes Internacionales. Incluso, ha violado el plan de actuación que había aprobado su propio Gabinete de Crisis y que preveía sanciones económicas antes que el uso de la fuerza. A lo mejor el siguiente paso es invadir Gibraltar... Empieza por adueñarse de Perejil y quién sabe por dónde termina. Más o menos, como le ocurrió a Clinton. Empezó por una mancha en un vestido y terminó con una guerra injusta e injustificada. Aunque aumente su popularidad. Aunque evite otros problemas. El fin nunca justifica los medios.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito