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SIN CONCESIONES

A más Podemos, más Rajoy

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión04-11-2014

Las encuestas electorales están provocando un terremoto político en España. El bipartidismo se hunde y pierde la mitad de sus votos. El PP pasa de una gran mayoría absoluta a alejarse del poder y quedarse sin opciones de gobernar. Pocos ciudadanos reconocen que volverían a confiar en Mariano Rajoy. ¿Pero eso es real? Los dos grandes partidos del país están tan mal vistos actualmente que casi nadie se muestra dispuesto a votarlos otra vez. Aunque una cosa es decirlo y otra distinta hacerlo a la hora de la verdad. Conozco muchos simpatizantes que desde hace dos años reniegan de los populares y sostienen que nunca más confiarán en las siglas de la gaviota. Al escucharles, siempre esbozo una sonrisa y replico: "Caerás otra vez, aunque sea con la nariz tapada, votarás a Rajoy". La realidad es que el centroderecha no tiene alternativa política en España y el presidente del Gobierno es consciente del amplio margen de error que le concede esta circunstancia. Por eso, entre otras cosas, ha renunciado a reformar la Ley del Aborto y por eso -además de su insulsa forma de ser- renuncia constantemente a la política. Cree, en el fondo sabe, que muchos de los que le critican volverán a votarle porque no tienen otra opción. La estrategia de Rajoy para las próximas elecciones es muy sencilla: Yo o el caos. Las encuestas que aupan a Podemos a primera fuerza política en intención de voto alientan aún más este diagnóstico. A más Podemos, más Rajoy. Este es el resumen. A mayor división de la izquierda, más opciones para el PP. A mayor riesgo de que la coleta llegue a La Moncloa, más fácil para que Rajoy se ofrezca como salvador ante el desconcierto, el populismo y la revolución contra el sistema. Podemos representa todo aquello que detesta el votante tradicional del centroderecha. Su ascenso provoca miedo y el miedo siempre corre a refugiarse en valores seguros por poco apetecibles que resulten. Un miedo parecido provocó en 2011 la mayoría absoluta de Rajoy. El miedo entonces era hastío a la izquierda tras ocho años de zapaterismo y Podemos en cierto modo es el hijastro de ese progresismo extremo, del márketing que disfraza la política de aquello que la gente quiere comprar, del discurso barato y de la promesa vacía que ZP promulgó durante sus mandatos. España, que nunca tuvo memoria de sí misma, parece haber olvidado en apenas tres años la frivolidad de la última década y parece dispuesta a entregarse a la incertidumbre para paliar el cabreo. Rajoy ganó las elecciones generales por representar lo opuesto a Zapatero y ahora Podemos se alza como gran fuerza emergente por ofrecer lo contrario que Rajoy. Menuda paradoja. Por eso alrededor del PP, que no dentro, empiezan a surgir voces que piden un relevo. Buscan sustituto al líder popular sin posiblemente saber que ya es candidato a La Moncloa, que los estatutos del partido le proclaman aspirante desde hace dos años y, lo más importante, que él quiere revalidar mandato. "Yo siempre", ha llegado a decir en privado sobre su deseo de repetir. Los estatutos del PP le blindan ante maniobras internas de los partidarios de Aznar o Aguirre que anhelan derrocarle. Rajoy se rodeó de fieles en 2012 para evitar traiciones y los únicos movimientos reales que ya se están produciendo son para coger posiciones con vistas al postmarianismo de 2019. En esa carrera Soraya Sáenz de Santamaría es la afín, Cospedal es la ambición y Feijóo es el discreto tapado. Gallardón ya no está y Aguirre confía en resucitar viejas aspiraciones si dentro de un año es diputada. Las cifras de las encuestas proclaman la hecatombe del PP. Los datos absolutos de las mismas ponen de manifiesto que la mitad de sus votantes se quedaría en casa. Hoy no votaría a nadie. ¿Y dentro de unos meses? Rajoy cree que esa mayoría tan silenciosa como crítica sólo necesita un buen motivo para volver a confiar en él. Cree que sólo necesita notar en sus propias carnes la recuperación económica, para lo que a partir de enero bajará el impuesto del IRPF. Cree que apenas necesita percibir su contundencia contra la corrupción, para lo que en próximos días aprobará un paquete de medidas. Cree que basta con volver a pisar la calle, para lo que ha pedido un esfuerzo ante los comicios municipales. Pero, aun si eso no funciona, agitará el pánico a Podemos y a los gobiernos radicales de izquierda que van a formarse en varias comunidades y muchos ayuntamientos a partir de mayo de 2015. Esta es su baza para volver a ganar. La estrategia es tan simple como antigua. Divide al enemigo y vencerás. Une a tus tropas disgregadas contra un adversario común y olvidarán sus diferencias. Hasta Aznar volverá a votar a Rajoy con tal de que no triunfe la importación del populismo de Hugo Chávez, Evo Morales y Nicolás Maduro que tanto detesta. Las encuestas acrecientan un problema pero ese problema es la solución para Rajoy.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito