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ANÁLISIS DE CULTURA

Antiguos podridos

Fotografía

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura2 min
Cultura29-10-2014

De cadenas, gritos ráfagas y alcobas vacías hablaba Alberti cuando el “sí se puede” era no más que un presagio de nadie. Desahucios de viviendas o de almas, Generación del 27, Sobre los ángeles que no debajo de ellos, porque la vanidad glorifica y la humildad se castiga. Surrealismo rebelde para provocar en la época, libertad en una sola palabra. 15 años sin el marinero en tierra, aunque sea con el puño cerrado, porque en el fondo quería que los ángeles le hicieran un epitafio. Y, si no, el viento. Y menos mal que con la crisis florece la poesía que en los buenos tiempos se queda para ejercicio de soñadores. El poeta de la calle está harto de ver el trasiego de tinta que mancha cargos con el morado lombarda. Lo está desde épocas tan lejanas como la egipcia, cuando un funcionario de Tebas dirigía una trama de saqueadores de tumbas. El castigo quedó en la misma hilaridad con que se golpea en la actualidad. O sea, total impunidad. Y Grecia, ¡esa sociedad ejemplo de honestidad moral! Ideales propios de biografías e historias que dejan la moral tan alta que no caben asuntos turbios, pero la realidad es que los escándalos urbanísticos eran algo que no sonaba a chino, ni en Atenas ni tampoco en Roma, donde el tráfico de influencias tenía su propio juez Ruz. Cicerón se convirtió en el Pablo Iglesias de la época por denunciar la corrupción. “Todos robaban, todos saqueaban. Y entonces las riquezas empezaron a considerarse un honor, la pobreza un oprobio y la honradez sinónimo de malevolencia". ¿Les suena de algo? Tramas “púnicas” en plena Edad Media, el duque de Lerma o el Urdangarín de la época, el corrupto en la corte, el que se hizo de oro con los mejores solares de la ciudad del Pisuerga. La decadencia monárquica de un Felipe III que dejaba hacer al ladrón que tenía pisando sus alfombras. El pequeño Nicolás se hizo grande entre pomposidades de vino y oro, mientras su rey se ahogaba en las facilidades de una vida gloriosa, de caza y lujos. Y de duque a cardenal, todo lo anterior son minucias. Que unos pocos se hagan ricos a costa de la gran mayoría no es nada nuevo, ni fácil de erradicar, sea a manos de la derecha, la izquierda, el pueblo o la burguesía desenfrenada. Los caciques existieron y siempre existirán para carnés de todos los colores, vayamos en carro o en jet privado. La democracia suena muy bien con oráculos o sin ellos. Sólo los poetas soñadores quedan para el recuerdo del digno, que de dinero anda más bien justo.

Fotografía de Marta G. Bruno

Marta G. Bruno

Directora de Cultura de LaSemana.es

Licenciada en Periodismo

Estudio Ciencias Políticas

Trabajo en 13TV

Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press