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SIN ESPINAS

El Perejil

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión09-07-2002

Nadie sabía en España de la existencia de la isla Perejil hasta que Marruecos la invadió la semana pasada. Qué desagradecidos somos los españoles. Ampliamos nuestros conocimientos merced a las estrategias políticas y militares de nuestro país vecino y nosotros les damos las gracias rodeando sus costas de buques de guerra y con la amenaza de retirar ayudas a sus ciudadanos y de recortar las relaciones comerciales. Seguro que a nadie se le había pasado por la mente que un islote del tamaño de un campo de fútbol pudiera poner en alerta a todo un Gobierno y todo un país. Ni el mismísimo Paco Porras habría visto entre sus alcachofas y perejiles lo de Perejil. Parece mentira que dos Estados "amigos" puedan poner fin definitivamente a sus relaciones por un cacho de tierra en el que, a pesar de tener unas dimensiones similares a las del Santiago Bernabéu, ni siquiera sirve para jugar un partido de fútbol. Con tanta roca y mar alrededor sería complicado disputar un encuentro. No aspiremos, por lo tanto, a que pudiera verse balonpié del bueno. De poderse, un partido entre las selecciones de España y Marruecos sería buen remedio para esta crisis entre los dos países. En lugar de un cara o cruz, un once contra once con balón reglamentario y árbitro de experiencia contrastada. Eso sí. Que no se repita lo de Corea. Hasta Camacho regresaría a la Selección nacional para defender con sudor y sangre los intereses de España. Con un ministro de Defensa como él, el Ejército español estaría plagado de jóvenes patriotas dispuestos a asaltar Perejil para recuperar lo que es nuestro. Hierro vigilaría desde la patrullera de la Guardia Civil y Raúl dirigiría la ofensiva. Al final, es posible que lo de Perejil no resulte tanto problema y suponga más un favor al Gobierno. Trillo debería aprovechar para hacer patria y reclutar soldaditos. Además, hasta los más pequeños conocen ya dónde está Perejil, lo que no ocurre con Gomera, Hierro o Formentera. Y sabemos que Perejil es también una isla, no sólo la planta que le cuelga a Paco Porras de las orejas. Incluso seguro que alguna agencia de viajes organiza viajes al islote para enseñar la tienda de campaña y las dos banderas de los moritos.

Fotografía de Javier de la Rosa