SIN CONCESIONES
Un tipo inteligente pero confiado
Por Pablo A. Iglesias2 min
Opinión14-07-2002
Aznar es un tipo inteligente. Lo ha demostrado. Necesitaba una solución urgente y audaz para el Ayuntamiento de Madrid y la ha encontrado. Posiblemente, la mejor. También es valiente. Tenía que cometer una crisis de Gobierno y no le ha temblado el pulso. Ha cambiado la mitad del Ejecutivo y ha despedido a un tercio de sus ministros. Eso sí, con dudas. No quería interpretaciones sucesorias y ha equiparado las posibilidades de todos los barones populares. Rato es el relevo nato. Rajoy es ahora la voz del Gobierno y cuenta con la compañía de la gallega Ana Pastor en el Consejo de Ministros. En la catapulta de la política española está Acebes y, a su vera, su mano derecha, Michavila. Gallardón ha recuperado el entendimiento con Aznar. Zaplana ha cumplido su sueño. Incluso Arenas, siempre en un segundo plano, domina ahora el partido y tiene poder en el Ejecutivo. Y Mayor Oreja... es Mayor Oreja. Todos están colocados en línea para disputar durante un año y medio la carrera de la sucesión. El vencedor llegará a la meta en otoño de 2003. Cualquier interpretación es manifestar un deseo o jugar a las adivinanzas. Si hay que hacerlo, mi favorito... Acebes, el más probable... Rato o Mayor Oreja. Aznar es inteligente. Si no lo fuera no habría llegado hasta donde lo ha hecho. También es paciente y constante. Marca una estrategia y la mantiene largo tiempo. El País Vasco es un ejemplo, Marruecos podría ser el otro. Pero Aznar es, en ocasiones, confiado y eso, en política, se paga. Confía en las intenciones de altos cargos del PP que se están apoderando del partido con una disposición distinta a la del líder popular. Observa las amenazas marroquíes en la distancia con la tranquilidad de saberse superior. Otro gran defecto de Aznar, la prepotencia. Vislumbra a Rodríguez Zapatero al otro lado del escaño con la calma del que va a retirarse en el 2004. Parece no ver los peligros, aunque suele reaccionar a tiempo. Parecía corto de mente y ha resultado estratega y calculador. Le quedan dos años para ganar la maratón de su vida. Pero si no trabaja y se esfuerza más que nunca en el sprint final puede perder la carrera en los últimos diez metros. Aunque corra más que George W. Bush y, según él, alcance a pie los 113 kilómetros por hora.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito