ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Paisajes
Por Almudena Hernández
1 min
Sociedad12-07-2014
En estos tiempos en los que las cosas no terminan de ir bien, en los que preferimos pensar en las vacaciones y luego ya se verá, se pone de moda eso del relax. Y relajarse no supone otra cosa que cambiar de casa el pensamiento, poner la mente en ese lugar idílico en el que nunca estaremos y en el que, quizás, nunca estuvimos. Un atardecer sobre las montañas del oeste, el paisaje desde un barco que sortea las islas en el Mediterráneo, el despertar de los pájaros a las seis de la mañana con las luces del verano, el cielo de Madrid que captó Goya, el silencio espectacular de una cumbre nevada, una declaración de amor en la Torre Eiffel y ese ritmo de vals que marcan las olas al tomar tierra pueden ser buenos destinos para un viaje de evasión cuando vienen las malas. Y en otros ámbitos esos paisajes pueden confundirse con la pereza por hacer lo que se debe hacer; con aspiraciones imposibles por una forma de vida vacía; por coleccionar cosas que no alimentan el alma; por no sonreír más que al propio ombligo; por la protesta sin propuestas y la dejadez como animal de compañía. En esos paisajes todo vale, pero las cosas importantes quizás no tienen mucho valor. Sin embargo, la vida es tan ella misma que la realidad acaba marcando el camino a seguir, con un poquito de sufrimiento incluido. Pero, gracias a él, los paisajes imposibles dejan paso a un horizonte verdadero e intenso, con sus luces y sus rincones de brujas, en los que la actitud que toma cada persona ante un nuevo amanecer marcará las horas del reloj y, por supuesto, lo que está por venir, que puede ser mejor sin necesidad de evadirse en paisajes imaginarios.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo