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SIN CONCESIONES

La sombra del PSOE

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión10-07-2014

Rubalcaba ha fracasado como líder del PSOE. Ahora que abandona la política, todo son elogios para el vigente secretario general de los socialistas. Pero durante los dos últimos años sólo ha recibido críticas y ataques como jefe de la oposición. Ha sido el bienio del sufrimiento para el histórico dirigente de la sede de Ferraz, que heredó el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero por méritos propios y sin que nadie rechistara. Ni siquiera Carme Chacón se atrevió a dar la batalla en verano de 2011 cuando el dedo del entonces presidente del Gobierno señaló a su mano derecha en el Ejecutivo. Rubalcaba había llegado hasta ahí con brillantez y con merecimiento. Como referente y líder del socialismo, Rubalcaba no ha tenido suerte. Hasta sus más fervientes admiradores suelen reconocer que fue un extraordinario número dos pero tiene limitaciones para ser el máximo referente. Su labor de oposición ha demostrado que aquellos temores eran ciertos. En dos años y medio de recortes impopulares de Rajoy, Rubalcaba ha sido incapaz de desgastar al Gobierno del PP, que únicamente se ha venido abajo por deméritos propios y por su incomprensible renuncia a la pedagogía. Por cada cinco votos que perdía el PP, el PSOE se quedaba sin seis. Al menos así se puso de manifiesto en las elecciones europeas. Rubalcaba no ha sabido o no ha podido sacar al partido del precipicio en el que cayó con Zapatero. Pero en sus responsabilidades anteriores demostró ser un genio a la hora de mover los hilos por detrás de los primeros espadas. Quedó patente en sus once largos años a la sombra de Zapatero. Primero, en las penumbras pese a haber avalado a José Bono en el Congreso Federal del año 2000. Después, como artífice del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo que asfixió a ETA. A continuación, con Zapatero ya en La Moncloa, como voz autorizada en el Congreso y como extraordinario estratega. Luego dio el salto a la primera fila como ministro del Interior, desde donde movía los hilos de la negociación con la banda. Zapatero se rindió a sus encantos hasta el punto de nombrarlo vicepresidente y portavoz del Gobierno en sustitución de la eficaz y trabajadora María Teresa Fernández de la Vega. Le entregó casi todo el poder. De ahí a encabezar la candidatura del PSOE en las últimas elecciones generales fue coser y cantar. Ahora, se marcha para siempre pero eso no significa que el futuro de su partido le importe poco o nada. Algunos creemos más bien lo contrario. No sería Rubalcaba si no diera la batalla hasta el final. No sería Rubalcaba si no siguiera marcando el rumbo al PSOE. No sería Rubalcaba si permitiera que sus adversarios internos se hagan con el poder. No sería Rubalcaba si pasara de todo y de todos. Rubalcaba fue secretario general del PSOE para impedir que Carme Chacón tomara las riendas y desesperó a la ambiciosa catalana hasta el punto de marcharse a Miami como profesora. Con Susana Díaz hizo creer que había un puente de plata para que la andaluza llegase a Madrid como lideresa pero acabó frustrando sus deseos con el sistema de elección del nuevo secretario general a través de una consulta democrática a la militancia. Rubalcaba nunca es lo que parece porque sólo él sabe a dónde quiere llegar. Ahora no está dando la cara pero algunos periodistas malpensados tenemos la sensación de que sigue moviendo los hilos en la pugna entre los dos principales candidatos. Transmitió la idea de que el aparato estaba con Eduardo Madina y eso acabó convertido en un lastre. Fue un error tan tonto que no pudo ser involuntario. Desde entonces los susanistas consideran que su aspirante es Pedro Sánchez a pesar de que el madrileño cuenta con férreos apoyos en el núcleo duro de Rubalcaba. Es más, lleva meses preparando en sigilo esta campaña, como si alguien le hubiera avisado de antemano sobre lo que sucedería tras las europeas. Pase lo que pase en la votación de este domingo, Rubalcaba sale ganando. Eduardo Madina y Pedro Sánchez ofrecen un proyecto más afín a sus intereses que Carme Chacón o Susana Díaz. Pronto comprobaremos si es cierto. La conclusión es que Rubalcaba sigue siendo la sombra del PSOE y esa sombra siempre ha sido muy alargada.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito