ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Homilías
Por Almudena Hernández1 min
Sociedad02-07-2014
En esta España aconfesional pero católica de raíces, los que vamos a misa, vamos con el cronómetro en marcha, el rabillo del ojo en el móvil y la cabeza en los planes que hay en la agenda cuando pase el tiempo parroquial. El cronómetro hace de las suyas sobre todo cuando el cura comienza sus diez minutos de homilía, convirtiéndose en una víctima más de esta época de caducidades y materialismos, pues si no engancha la atención de su auditorio, los fieles ponen la mente a años luz del pastor que les habla. Así es fácil ser cristiano, ese friki al que algunos progres y modernos menosprecian como si su voto, sus valores, sus ideas y creencias no valiesen lo mismo que los del resto. Pero hay cristianos que sí van a misa todas las semanas y lo hacen en serio; que arriesgan su vida por su fe y hasta la pierden; y que, pese a ello, están ninguneados por serlo donde no toca, donde no interesa o donde los políticos y líderes mundiales, las grandes industrias (también las mediáticas) no tienen la mínima intención de mover un dedo por defenderles. Si no, las 200 niñas secuestradas en un colegio cristiano en Nigeria el 14 de abril ya habrían aparecido. Si no, los fanáticos de Boko Haram que con la excusa de defender el Islam atacan a inocentes para convertirles a la religión de Mahoma ya habrían sido sentenciados. Si no, las homilías dominicales en un país donde las creencias de la minoría se combaten a tiros, serían más noticia que lo es en la España aconfesional donde la plaza de toros de Barcelona puede convertirse en una gran mezquita.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo