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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Personas reales

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad11-06-2014

Algunos están aprovechando la abdicación del Rey para reabrir el viejo debate de la república. Y entre los argumentos más o menos profundos se escapan parodias, insultos o comentarios que más que nada albergan una profunda envidia: quisieran ocupar ese lugar privilegiado que tienen los miembros de la Casa Real. Aunque, quizás, no todos. Ahora que tanto se habla de recortes y ahorro habría que coronar a Felipe VI sólo por sentido común: no se echarían al traste las décadas de formación y experiencia costeadas con el dinero de todos. Además, llegaríamos tarde en formar así a un hipotético presidente de la República y hacerlo tendría un presupuesto abultado extra. Pero volvamos a ese deseo que muchos esconden en su interior por ser Felipe, Letizia o Leonor. Visten bien. Van en cochazos. Tienen acceso a cosas que para el resto de españolitos son impensables. Disfrutan de muchos privilegios a los que jamás el resto nos acercaremos. "¡Claro! les entra en el lote", diríamos. Pero en sus agendas, incluida la de la próxima Princesa de Asturias -no olvidemos que Leonor es una niña de ocho años-, también hay buena parte de sacrificios, obligaciones y sentido del deber, tres cuestiones que ya no gustan tanto a quienes desean ser personas reales como ellos. No debe de ser fácil salir a la calle sin escolta; memorizar discursos; viajar constantemente; despachar e hilvanar una reunión tras otra; guardar siempre las formas y ser el centro de atención; recibir clases de protocolo, instrucción militar y chino en vez de jugar por el suelo en el jardín; cenar al lado de un mandatario distinto varios días al mes; visitar enfermos desconocidos; dar el pésame en las catástrofes a personas desgarradas por el dolor; estudiar la situación sociopolítica para estar al tanto de ella; conocer noticias de alcance sin poder contarlas... Y, a todo ello, tratar de ser algo que el resto de españoles no tienen en cuenta: personas reales, con sus problemas, sus días malos, sus dudas, sus miedos y sus corazoncitos, que los tendrán, aunque estén cobijados detrás de esa corte que tanto debate suscita.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo