ANÁLISIS DE ESPAÑA
'El viejo' Casale y el jarrón chino
Por Alejandro Requeijo3 min
España28-04-2014
A los españoles, por lo general, Europa les pone lo justo. Como ente político, se entiende. Y las elecciones europeas vienen a ser un visitante extraño que aparece en medio de la legislatura como un amistoso de la Selección española en plena disputa liguera. Viene a descolocar al personal, tan acomodado en su feliz y eléctrico "y tu más" patrio de cada día. En la cosa europea uno no sabe bien si vota a Cañete a Valenciano a Rajoy a Rubalcaba o a un señor que ha puesto la Merkel. A los partidos de aquí o a familias europeas que luego se juntan en un parlamento europeo cuyas competencias son cada vez mayores, pero tan desconocidas por la mayoría como siempre. El caso es que los países cada vez tienen menos soberanía, de lo que se deduce que vamos a las urnas con más frecuencia de la estrictamente necesaria. Entonces está claro que hay comicios que sobran y que estamos votando por encima de nuestras posibilidades. Ante la duda, lo habitual es que en España se opte por lo de casi siempre: votar en clave nacional como aviso, castigo o premio de cara a la siguiente cita. Dentro de lo que cabe, a nadie le puede sentar mal visto que en otros países directamente votan a partidos que lo quieren es cargarse la Unión Europea desde dentro. Una buena manera de describir el poco interés que genera la campaña para las próximas elecciones europeas es el hecho de que casi tenga más morbo el lío con los teloneros que un debate entre los cabezas de cartel. Mientras Aznar no va a participar en la campaña, Zapatero comienza su rehabilitación antes incluso de que el PP haya abandonado las alusiones a su herencia como coartada. Pese al descalabro final, hay que reconocerle a Zapatero que durante muchos años su partido fue una máquina de ganarle elecciones a los populares. Por eso su presencia recuerda a la de 'El viejo' Casale, aquel hincha de Rosario Central, protagonista del cuento del escritor argentino Roberto Fontanarrosa. 'El viejo' Casale presumía de no haber visto a su equipo perder nunca en un estadio. Un grupo de hinchas de ese mismo equipo, movidos por la superstición, van a buscarlo antes de un partido clave para que les acompañe al estadio. Pero 'El viejo' Casale se niega alegando problemas de corazón. Al final los muchachos optan por la solución más lógica: lo raptan. El PSOE llevará a Zapatero en su campaña como a Casale, aunque sea como amuleto de aquellas noches electorales de antes. Enfrente está el PP que buscan con Aznar el mismo efecto, pero al revés. No sacarle en procesión para no azuzar la campaña en favor de un PSOE que, al más puro estilo zapaterista, busca tensión. El PP está más cómodo con un ministro que en sus ratos libres, ya si eso, haga campaña. O viceversa. Volviendo a los ex, no puede haber reflexión sobre el tema que se precie que no cite la frase de Felipe de González, que los describió como jarrones chinos que nadie sabe dónde poner. Pero el PP sí que sabe dónde colocar a Aznar: concretamente en el trastero. Justo al lado de la caja del ¿Quien es Quien? y el resto de juegos de mesa antiguos. Mientras su fieles, que aún los tiene, le siguen buscando. Y de tanto buscar hay quien le acabará encontrando en otras papeletas que no son las del PP.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio