ANÁLISIS DE ESPAÑA
Pesimista (con perdón)
Por Alejandro Requeijo
3 min
España07-04-2014
Disculpen que no me entusiasme porque el paro haya bajado en 16.620 personas el último mes. Aunque parezca una insensibilidad en estos tiempos que corren mantener el ceño fruncido pese a 16.000 casos personales que han encontrado una solución, no me entusiasmo. Disculpen no compartir un ápice del optimismo. Pese a que también suban las afiliaciones a la Seguridad Social o que haya que remontarse a 2007 para encontrar un precedente. Disculpen que no me entusiasme aunque la Bolsa alcance máximos anuales y supere barreras psicológicas. Barrera psicológica es que te echen a la calle con 50 años y tengas la certeza de que nunca más volverás a trabajar. Aunque ya no untemos cada mañana el dato de la prima de riesgo en las tostadas. Disculpen que no me entusiasme, insisto, porque en esto de salir de la crisis no sólo importaba el cuándo, sino también el cómo. Y mientras el Gobierno ya comienza a sacar pecho y a vender los brotes verdes la realidad dice que, de esos nuevos contratos, apenas hay un nueve por ciento de contratos fijos. Mientras, crece la precariedad, los sueldos bajos, el trabajo temporal… De eso se trataba ¿no? Disculpen que no me entusiasme cuando han pasado dos años de la reforma laboral tras la que nos prometieron que se estaban sentando las bases. Asusta comprobar qué bases eran esas. Se suponía que las Pymes iban a ser las grandes beneficiadas porque iba a fluir el crédito de los bancos. Ni rastro. Disculpen que no me entusiasme porque España sea el país que más empleo está creando ahora, pues también es el país con mayor paro de Europa. Disculpen que no me entusiasme porque aún quedan 4,79 millones de casos personales mientras que Rajoy sigue diciendo que son su prioridad con la misma credibilidad que una Miss clamando por la paz mundial. No me entusiasmo porque Jorge sigue buscando curro en Irlanda donde no hay pan rallado para los filetes. Hace tiempo que renunció a seguir esperando en una lista del paro. Como él hay muchos casos invisibles que no entran ya en las estadísticas de Rajoy. Disculpen que no me entusiasme porque de lo que tiene pinta esto es que de que España y cuatro más van a ser la mano de obra barata del resto de Europa en la que unas palabras de Draghi bastarán para sanarnos. Competitividad lo llamarán, y sacarán de nuevo sus estadísticas. Se puede llegar a aceptar que el estado del bienestar que habíamos conocido antes de la crisis va a cambiar a peor, o más realista. Lo que no se puede aceptar es que sea a cambio de que unos pocos sigan teniendo más para que nada cambie. De eso se trataba ¿no? Disculpen que no me entusiasme porque me preocupa ver que el Gobierno no acepta que se cuestione la euforia. Aunque quien lo diga sea una institución tan incuestionable como Caritas. Y mientras tanto la casta se blinda colando por el carril bus de la supuesta transparencia una reforma de la Justicia que les protege de jueces impertinentes De tanto acojonar al personal y crear la necesidad, el consuelo va acabar siendo no irse a la cama sin cenar. Los millones de Eurovegas no llegaron, no vino Adelson con sus casinos, pero nos quedamos el modelo en el que, como mucho, a lo máximo que podremos aspirar es a crupier para poner la bola de otro en la ruleta. Todo al negro.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio