ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Perder Crimea es el precio que Ucrania debe pagar
Por Isaac Á. Calvo
2 min
Internacional17-03-2014
Perder Crimea es el precio que Ucrania va a tener que pagar como consecuencia de las revueltas de los últimos meses que acabaron con la destitución del ex presidente prorruso, Víktor Yanukovich, y por querer acercarse a la Unión Europea en vez de a Rusia. En las relaciones internacionales, a las grandes potencias no hay quien las tosa, y Rusia es una de ellas. La política de hechos consumados suele aplicarse en estos casos y, una vez que se han llevado a cabo, es muy difícil volver al punto de partida. Es posible que se retroceda en algún punto, pero en lo esencial y, en este caso, en lo que le concierne al presidente ruso, Vladímir Putin, no habrá marcha atrás, salvo que haya otro aspecto que le interese más. Estados Unidos y la Unión Europea dicen que no van a reconocer los resultados del referéndum en Crimea, que muestran que la inmensa mayoría de los votantes quiere formar parte de la Federación Rusa (habrá que ver en qué situación queda la minoría de población que no es prorrusa). Aun así, tanto Washington como Bruselas saben que no deben ir más allá de las hipotéticas sanciones a Moscú. Nadie quiere una guerra contra Rusia, porque supondría una hecatombe mundial en todos los ámbitos. Ni siquiera Ucrania, que es realmente la perdedora de una parte de su territorio, se va a defender militarmente. El nuevo Gobierno de Kiev se tiene que conformar con denunciar lo ocurrido, amenazar a los responsables y pedir responsabilidades, pero poco más puede hacer. Prima la ley del más fuerte. Los nuevos gestores ucranianos buscarán cobijo en Occidente y pedirán ayuda para estrechar los lazos y para sacar al país de la difícil situación política y económica que sufren. Mientras tanto, al amparo de los previsibles resultados del referéndum, Putin va a hacer con Crimea lo que crea oportuno y jugará con los tiempos según lo que le convenga, desde una anexión inmediata a Rusia hasta abrir unas negociaciones con las autoridades crimeas, para dar más pomposidad, pero siempre bajo el paraguas del Kremlin. Las sanciones internacionales y el endurecimiento de la diplomacia por parte de Estados Unidos y de la Unión Europea hacia Rusia serán muy visibles e incluso ostentosas al principio. Sin embargo, el tiempo lo cura todo, y, pasado el fragor inicial, las medidas de castigo se irán relajando e incluso desapareciendo. En un mundo globalizado y con interdependencias, a los principales estados les interesa tener buenas relaciones entre ellos, aunque de vez en cuando haya algún punto de fricción. Eso sí, en Crimea, Rusia se habrá salido con la suya, como en anteriores ocasiones lo han hecho otras potencias mundiales que también se saltaron la ley para lograr sus objetivos.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD