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ANÁLISIS DE CULTURA

Alfombra roja

Fotografía

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura3 min
Cultura12-02-2014

¿Por qué queremos que los Goya dejen de estar politizados, si es lo que los actores, medios de comunicación y opinión pública buscamos año tras año? Este texto entra de lleno en la cuestión de fondo, sin rodeos con escaso sentido. Hemos querido que a lo largo de estos 28 años su historia lleve acompañada la polémica. Cuando en 1998 el entonces presidente de la Academia del Cine José Luis Borau mostró las manos blancas en protesta por la muerte de Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, clamó: "Nadie, nunca, jamás, en ninguna circunstancia, bajo ninguna ideología ni creencia, nadie puede matar a un hombre". Lo hizo con furia, en presencia de la entonces ministra de Cultura Esperanza Aguirre. La sociedad, sensibilizada por ello, lo vio como un gesto de solidaridad acertado. Lo fue. En 2003 era la Guerra de Irak y la crítica al Gobierno de José María Aznar lo que revolvía a la sociedad. Fue sin duda la más dura de todas. Las chapas reivindicativas hicieron sombra a los “cabezones” y por un momento nos olvidamos de la cuestión fundamental, que era premiar a gente que había trabajado mucho para producir una película. Se llegó a pedir la dimisión de la presidenta de la Academia, Marisa Paredes, por "consentir una gala antiGobierno". Lo toleramos. Los trajes de Pilar Miró en 1988, Garzón, los hospitales sin mantas, las hipotecas de quien las ofrece. Los hachazos duelen y provocan desencuentros y ausencias como la del ministro de Cultura este año. Pero siempre lo hemos aguantado, hasta ahora. Desgraciadamente, este año más que nunca, la gala ha vertido críticas varias con escasa elegancia. Barriobajeras, hasta “anti-culturales”, haciendo honor a las palabras de Bardem. Y lo son porque en esta ceremonia no se ha fomentado de la cultura. No se ha homenajeado a los clásicos, a los que no están, como deberían. Dos minutos de vídeo son insuficientes. Son ellos los que nos han llevado hasta aquí, es el busto de Francisco de Goya el que alzan, son las personalidades que levantaron los pilares de la cultura para que ahora tratemos de tirarlos a base de demagogia. El país ha sufrido y aún sufre muchísimo. Pero eso no sirve de excusa para destrozar una ocasión perfecta para mostrarse orgullosos del producto que hacen, y convertirla en una manifestación, una más de las que vivimos a diario. Lógicas, a veces necesarias, pero que tienen su momento y su lugar. Todavía mucha gente sigue anclada en la España preconstitucional. La libertad de expresión existe como nunca, sea a través de una u otra vía. Pero aún muchos se quieren hacer de oro a costa de negarlo. Y el resto caemos en la tónica de resaltar más la polémica que el producto. Lo que demostraría que este país sigue sumido en un tremendo complejo que usa canales inapropiados para expresarlo. El resultado se refleja en las audiencias: la menos vista en cinco años. La sociedad está más cansada que nunca. Ahora es a otros a los que les toca mover ficha.

Fotografía de Marta G. Bruno

Marta G. Bruno

Directora de Cultura de LaSemana.es

Licenciada en Periodismo

Estudio Ciencias Políticas

Trabajo en 13TV

Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press