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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Mariano las mata callando

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España03-02-2014

No grita, no gesticula, no se altera, pero parece que va ganando. A Rajoy siempre se le ha reprochado esa estrategia tan suya de afrontar los problemas esperando a que se pudran, que en el fondo es una manera de no afrontarlos. Pero lo cierto es que esa táctica le ha servido para quitarse rivales de su camino. Como ese capítulo de los Simpson en el que Homer se hace boxeador y gana sus combates a base dejarse pegar hasta que el rival cae por agotamiento. Eso ha pasado con Aleix Vidal Cuadras, que cansado de predicar en el desierto de Bruselas se ha ido a otro partido donde le hagan caso. Con matices, algo parecido ha sucedido con Mayor Oreja, quien ha renunciado a algo que nadie le había ofrecido. Y cansado de esperar, se ha adelantado. Las discrepancias con Rajoy eran evidentes en cuestiones como la lucha antiterrorista o Cataluña. El ex ministro del Interior de Aznar lo dejó claro para quien lo quisiera entender : “a nadie le puede sorprender esta decisión” El mismo camino siguieron antes otros críticos como Ortega Lara o María San Gil. Nunca se ha escuchado a Rajoy tener una mala palabra pública contra ninguno de ellos. Pero tampoco ninguna palabra pública pidiendo que se queden. En algunos casos ha mostrado menos preocupación que por la situación judicial de la Infanta. Que Aznar plante al partido ya no genera tampoco el seísmo que hubiese generado hace unos años. No hay nada peor que ser ex. Como también es ex Aguirre, otra que no se corta a la hora de enmendar la plana al presidente. Pero sus chotis ya son menos porque los hace desde la barrera. También se fue por ese hartazgo al que ahora llaman asuntos personales o cuestiones de agenda. El presidente carece de carisma, de impulso, de sangre para plantar cara con contundencia los desafíos. Ya ves, ha mandado callar a Rubalcaba y en él ha parecido una salida de tono. Pero tiene a su favor el apoyo del partido. Y en la política de hoy eso es casi lo único que importa para mantenerse en el poder. Ese apoyo sin fisuras que te brindan los tuyos mientras seas el jefe. Ni un minuto más. La otra ventaja de Rajoy es que para una inmensa mayoría de españoles la cuestión económica eclipsa casi todo lo demás. Y frente a eso, el único rival real es el PSOE, que a veces también parece un ex. Pedro Jota era otro problema para Rajoy. El periodista acusa al presidente, entre otros, de haberle quitado de en medio. Quizá eso sea sobrevalorarle demasiado y al mismo tiempo menospreciar a los muchos enemigos más dispuestos al combate que tuvo antes. Pero si llevas 25 años amargándole el desayuno a tanta gente, cuando vienen mal dadas es más fácil que te dejen caer. Hasta eso que ansiaron tantos le ha tocado a Rajoy. En su día se ganó una fama como hábil parlamentario, pero con los años y la responsabilidad ha dado paso a un discurso -mantra que se sale poco del guión. Casi siempre previsible. Que adormece a veces a hasta la desesperación como la de Gloria Lomana cuando le espetó aquello de “eso ya nos lo sabemos”. Pero el caso es que a Rajoy le vale esa estrategia. De momento.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio