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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Asumir la ley es romper con ETA

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España30-12-2013

Los presos de ETA van a necesitar bastante más que un reconocimiento del “sufrimiento y daño multilateral generados” para poder acceder a beneficios penitenciarios. Al menos eso es lo que dice la Ley. El Gobierno tiene potestad única para decidir en qué cárcel deben cumplir condena. Eso bastaría para llevar a cabo acercamientos y poner fin a la dispersión, una de las exigencias del EPPK. Pero el Gobierno dice que eso no sucederá hasta que rompan con ETA o la banda desaparezca. Nada de esto ha pasado por ahora. Para todo lo demás, hay unos criterios legales muy tasados. Ya sea un permiso de salida, un 100.2 para poder salir a diario, acceder a un tercer grado o a una libertad condicional dependen de lo que decidan Juntas de Tratamiento de las prisiones, Instituciones Penitenciarias (Interior), fiscales y, en última instancia, los jueces. En el caso de presos terroristas, al final casi siempre hay que pasar por cuatro condiciones muy concretas: ruptura con la banda, petición de perdón, pagar las indemnizaciones y colaborar con la Justicia. ¿Qué quieren decir por tanto los presos cuando dicen que asumen que su vuelta a casa se efectúe utilizando “cauces legales”? ¿Van a pedir perdón?, ¿Van a colaborar? ¿Van a romper con ETA? ¿Se lo van a exigir jueces, fiscales y políticos? Ya hay precedentes en los que las autoridades no han sido del todo firmes a la hora de exigir algunos requisitos. Muchos de los que hoy salen a diario de prisión tras romper con la banda nunca han colaborado con la Justicia. Y aún quedan 300 asesinatos por resolver. En cualquier caso, la mayoría de escritos de renuncia firmados hasta ahora por presos etarras disidentes eran más claros y contundentes que esta mención al “daño multilateral” que ha ofrecido ahora el EPPK. El Colectivo de Presos de ETA experimentó un goteo de deserciones tras frustrarse la negociación con el Gobierno de Zapatero. Movidos por la desesperanza de lo que entonces se veía como una última oportunidad perdida, presos con muchos años en prisión y con largas condenas por delante empezaron a pensarselo. Una veintena dio el paso de romper y se acogieron a la denominada ‘Vía Nanclares’. Pero aquello se frenó en seco a medida que se acercaba el cese definitivo de la banda. Su entorno les vendió la moto de que tras la decisión de ETA saldrían todos a la calle. Y sus comunicados destilaban la chulería de siempre. Peticiones de amnistía y ningún arrepentimiento. Pero pasaban los meses y allí no salía ninguno. Ningún acercamiento. Y comenzaron de nuevo a desesperarse. Fue el Tribunal de Estrasburgo el que abrió la puerta a medio centenar, pero aún quedan 500 dentro. Al final el EPPK ha terminado por asumir la legalidad igual que hace dos años lo hizo la histórica Batasuna aceptando la Ley de Partidos. Este último comunicado de los presos es una muestra más de que nunca la negociación, nunca la cesión, nunca los gestos han servido de nada con ese mundo. Sólo la firmeza en el empleo de la Ley han permitido derrotar policial, judicial y anímicamente al colectivo. Si cumplen con esos "cauces legales"m acabarán por el mismo camino que los de la Vía Nanclares a los que tanto denostaron. La importancia de este comunicado debe medirse en clave interna ya que es un paso más hacia la definitiva disolución de ETA. Eso es lo que de verdad importa y hasta que no suceda, el papel del Gobierno no debería cambiar nada.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio