ANÁLISIS DE SOCIEDAD
El hombre del año
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad18-12-2013
No es el más alto ni el más guapo ni el más rubio ni el que tiene mejor coche. Tampoco lleva la billetera rellena ni tiene un yate para celebrar fiestas con la yet-set. Apaga las luces cuando sale de un cuarto por el que no va a volver a pasar. Acepta el utilitario de un cura, reniega a la campanita blindada del papamóvil para poder acercarse a la gente y mostrarse cercano. Es cercano. Comunica ternura. Trasmite humanidad, transparencia, verdad. Como diría un buen amigo, le dejaría las llaves de mi casa. Es para fiarse de él. Tiene facilidad para descolgar el teléfono y dedicar unos minutos a una madre desesperada que le pidió ayuda por carta o a un desempleado a punto de rendirse. Sus palabras suelen ser de aliento y alegría, aunque cuando algún asunto le llega al fondo de las entrañas sabe sacar la voz desde las tripas y decirle a quien haga falta que esta u otra situación es una ¡vergüenza! No es tibio. Pues resulta que el hombre del año es un entrañable abuelo de 77 años desde este martes, con un español dulzón y clarísimo con acento argentino y el nombre compuesto de actor de telenovela de éxito de Jorge Mario. El paisano se hizo cura –ya ha llovido- y hace unos meses irrumpió en el Vaticano con un aire fresco que parece que ventilará bien las estancias eclesiales aunque a más de uno ya está dejando helados. Y resulta también que, para simplificar las cosas, el cardenal Bergoglio quiso llamarse Francisco, a secas, usar cruz de plata y los zapatos de siempre. Y ahora viene la revista Time y le nombra personaje del año. Normal. Y él va y dice que los méritos para abrir informativos y páginas no son suyos sino del mensaje que transmite, que es propiedad del Jefe. De vez en cuando lo bueno brilla en la prensa y se mueve el mundo. Felicidades, Francisco. Y no se olvide de esa entrevista que le pedí por Twitter desde que se asomó por el balcón a la plaza de San Pedro. Sé que no son formas, pero estamos en otros tiempos y tengo paciencia. Y fe.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo