ANÁLISIS DE LA SEMANA
El pan de cada día
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad16-06-2002
Ni el pan de hoy, ni el de mañana, porque ya no lo necesitarán. Más de 800 millones de personas no tienen qué llevarse a la boca. Poca gente pide para ellos pan, mientras se pudre la comida en los basureros de occidente. En algunos países de occidente, porque en donde quieren ser europeos tampoco sobra el alimento. Para colmo, la injusticia de occidente llega más lejos: para hablar del hambre en el mundo hay que esperar a que termine un partido de fútbol. Más de 800 millones de personas, mucho supone la cifra para escribirla en menos de media línea, saben que se van a morir de hambre. La cara de la moneda, donde las hay para comprar lo muchas veces innecesario, es que en la tierra prometida de occidente, se puede elegir no medicarse para seguir viviendo en malas condiciones de salud o someterse a una operación para salvar al corazón. Mientras, más de 800 millones de personas no pueden elegir siquiera entre un grano de arroz o un pellizco de pan. Pero no sólo de pan y de lo que no es pan ni alimento vive el hombre. El espíritu enfermo del siglo XXI quiere nutrirse del ejemplo de sus pastores. En Estados Unidos no se va a permitir a los sacerdotes seguir igual que antes si han cometido delitos de pederastia. En algunos contextos no sirve sólo con poner la otra mejilla, ni blanquear la fachada, como los fariseos. La concienciación es un arma que debe utilizarse para llenar estómagos y que los llenen –ese famoso por incumplido 0,7 por ciento-, para dar el valor que se merece a la vida, para evitar caer en muchas tentaciones y para aprender que no siempre lo más indicado es poner la otra mejilla.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo