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IMPRESIONES

A la altura de los tiempos

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura3 min
Opinión07-11-2013

Estar “a la altura de los tiempos” es uno de esos tópicos de José Ortega y Gasset sabe convertir en categoría filosófica. Ese arte manifiesta la coherencia de su proceder con su pensamiento, que consiste en hacer “filosofía de la vida”, de nuevo, en el sentido más preciso de esa expresión. El hecho es que a Ortega siempre le llamó la atención cómo algunas personas “naufragan en su circunstancia” precisamente por no estar a la altura de los tiempos… y cómo otras personas son incomprendidas por anticiparse a su tiempo. Ortega publicó La rebelión de las masas en el año 1930. En la primera página nos advierte de que conviene “evitar” dar a sus palabras “un significado exclusiva o primariamente político”. El libro fue un éxito editorial y hay quien lo valora como la obra política más importante del siglo XX. Julián Marías (discípulo de Ortega) se lamenta, no obstante, del destino de la obra, puesto que su sentido no era convertirse en un best-sheller, sino ofrecer una comprensión de nuestro tiempo histórico que pocos de sus lectores llegaron a alcanzar. Siete años después de su primera edición, en 1937, Ortega se ve obligado a repetir que su obra no se comprenderá mientras se lea en clave política: “Ni este volumen ni yo somos políticos. El asunto de que aquí se habla es previo a la política y pertenece a su subsuelo”. Y, por si algunos necesitaran una explicación más rotunda, añade: “Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil; ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral”. De esa imbecilidad moral de las izquierdas y las derechas no nos hemos sacudido aún los españoles; y mucho menos, nuestros políticos, que son los que menos excusas tienen para no haber aprendido a distinguir la reflexión sobre lo público de la demagogia ideológica. Unas páginas más adelante dirá Ortega que “los demagogos han sido los grandes estranguladores de civilizaciones”, por lo que no deberíamos extrañarnos cuando a los ciudadanos españoles se nos pone cara de necesitar un poco de oxígeno. Ortega nació hace 130 años y vio con claridad los retos del siglo XX que nosotros aún no hemos afrontado en el XXI. También en La rebelión de las masas apunta que lo propio de su época (“su” época, habla de 1930) es, por un lado, el “incremento de las posibilidades” que se le ofrecen al hombre en un número y variedad desconocido hasta ese momento histórico y, por otro, la ausencia de un ideal que nos permita discernir qué elegir entre todas esas opciones. Han pasado más de 80 años desde que Ortega formulara ese problema. Entre medias, hemos caído en una crisis económica sin precedentes frente a la que tenemos infinitas alternativas "posibles", pero ningún "ideal" que nos inspire la dirección y la fuerza para salir fortalecidos. ¿Nos atreveremos a enfrentar los retos que nos planteaba Ortega? ¿Estamos hoy preparados para ensayar una respuesta personal a sus preguntas?

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach