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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Dormir en el coche

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad13-02-2013

Desde hace varias semanas viven ahí: en la puerta de casa, en su coche de marca bien de cuando hace unos años la vida les sonreía más y cuando un techo confortable les aguardaba en una dirección postal. Quizás por entonces se lanzaban miradas cómplices al ritmo de Sleeping in my car, como si fuesen los protagonistas de la historia que los suecos Marie y Per lanzaron al número uno hace unas cuantas décadas bajo el sello de Roxette. Ahora esos hipotéticos (pero reales) protagonistas ya no son tan jóvenes. Ahora se desperezan a través del vaho del cristal sin cortinas de su utilitario, sin pijama, siempre vestidos. Y cuando la ciudad arranca con la jornada ellos abren la puerta, doblan las mantas y las meten a presión en el maletero de su coche color plata. Luego enfilan la acera con paso desganado. A saber hacia dónde. Pongamos que un día de estos, al salir de casa, alguien se interesa por los nuevos vecinos, esa pareja cincuentona, de pelo sucio y alma cansada que vive en un coche bien de los de antes. Supongamos que alguien les invita a una ducha, o a un café o que, incluso, les ofrece ese cuarto libre que les queda. Imaginemos que ella se llama Clara, y que él responde por Paco. Más aún: pensemos que se llaman como los vecinos o como los amigos, o como tus padres o tus hermanos ¿qué sentiríamos si esa pareja fuésemos nosotros mismos? La historia de Clara y Paco es una de tantas. Quizás engrosa las cifras del Informe de Vulnerabilidad Social que Cruz Roja Española acaba de publicar. La ONG afirma que un ocho por ciento de los dos millones de personas que atendió en 2012 se encuentran en situación de exclusión y pobreza. No tienen a qué agarrarse. La organización se muestra preocupada especialmente por las personas mayores que sustentan con su pensión y los ahorros de toda la vida a sus seres queridos. Y esos seres queridos, vulnerables, que pueden ser heridos por la injusticia, que no tienen empleo ni un techo donde cobijarse, pueden estar durmiendo en un coche gris en la mismísima puerta de casa.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo