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SIN CONCESIONES

Mi sobre con dinero negro

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión04-02-2013

Es cierto que, antes de la crisis, vivimos por encima de nuestras posibilidades. Disfrutábamos de los excesos que el destino nos proporcionaba sin pensar en las consecuencias económicas o en el origen fraudulento del dinero que pagaba los lujos a nuestro alcance. Me siento moralmente obligado a confesar antes de criticar los sobres que el extesorero del PP Luis Bárcenas repartía supuestamente entre sus compañeros. Nunca vi tal cosa pero sí escuché las leyendas que recorrían la sede popular de la madrileña calle Génova. La primera vez que pisé esa oficina fue en febrero de 2001. Acababa de fichar por la agencia Servimedia y recibí el encargo de cubrir todo lo que hacía el partido todavía presidido por José María Aznar. Dicen que los pequeños detalles son los que de verdad denotan la verdad de las cosas y de las personas. Ya entonces había pequeños detalles realmente sorprendentes, especialmente para este incipiente aprendiz de periodista. En cada acto de partido solíamos tener bebidas y comida gratis para la prensa. Intentaban proporcionarnos las mayores comodidades. En la campaña electoral de 2003, trabajamos como bestias pero viajamos como jeques árabes. Al subir al avión nos ofrecían una copa de cava y trufas de chocolate. Yo siempre declinaba lo primero pero caía en la otra perdición. Al aterrizar en Palma de Mallorca, un regalo inesperado aguardaba sobre la cama del hotel: un queso y una enorme sobrasada. Todo ello junto a una tarjeta cariñosa de Jaume Matas, ahora imputado en los tribunales. Era el mismo que cuatro años después nos invitó en Menorca a una paella maravillosa que luego se hizo famosa porque al parecer la pagó con fondos públicos. Por supuesto, conocí a El Bigotes del caso Gürtel allá por 2002, aunque siempre pensé que era un trabajador más del partido porque se movía y daba órdenes como si fuera el jefe de todo. Recuerdo episodios parecidos con Alberto López Viejo y Alfonso Bosch, ambos pendientes de juicio en la Audiencia Nacional y expulsados del PP cuando estalló el escándalo en 2009. Asumo que, en muy pequeña escala, me beneficié sin saberlo de las extrañas conductas que sucedían en el PP. Algunas me extrañaban pero jamás hubiera imaginado que todo eso formaba parte de una trama corrupta. Puede que fuera demasiado joven y demasiado confiado, lo cual no me exime de cierta culpa. Lo que no comprendo es por qué no sospechaban nada o no actuaron antes quienes sí trabajaban en el PP y llevan allí más de 20 años. Tuvo que tomar el mando Ángel Acebes en 2004 para que muchas de esas prácticas se acabaran. Fue él y no María Dolores de Cospedal quien expulsó a los hombres de Francisco Correa de la sede nacional. Por eso huyó a Valencia a refugiarse en los brazos de Paco Camps. También fue Acebes quien impuso la austeridad para los plumillas. Lo que no comprendo es que los periodistas ahora entendamos cómo se pagaban aquellos excesos y que ninguno de los verdaderos damnificados alce la voz para que esclarezca la verdad. La estrategia de Mariano Rajoy consiste en negarlo todo, en vez de separar a los culpables de los inocentes. Con esa actitud sólo ganan los responsables y crecen las sospechas. Porque la pregunta del millón no es quién cobró dinero negro, si es que realmente se repartían sobres entre dirigentes y empleados. La pregunta esencial sería el origen de los billetes y su respuesta abriría la temida caja de Pandora con consecuencias impredecibles.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito