ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Año trece
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad31-12-2012
Es tarde. Quedan minutos para que expire el penúltimo día del año y aún no he escrito estas líneas para LaSemana.es. Hago propósito de enmienda y venzo al sueño. Combato la falta de ideas con una sugerencia. Siempre me dicen que soy de escritura fácil. No sé si quienes me leen pensarán lo mismo. Pero, de ser una virtud, estén seguros de que no deben felicitarme por ello. Al grano: escucho el consejo y escribo. Escribiré sobre el año trece. Y aquí va mi profecía: no será un mal año. Para empezar, podemos contarlo, pues el mundo no se acabó en diciembre. Y luego están ese otro montón de tópicos típicos que tanto animan cada doce meses por estas fechas: los buenos propósitos del nuevo año, la fugaz esperanza por reciclarse, las ganas ilusas de cambiar el mundo y el tímido vértigo a lo desconocido. Apetecible ¿no? Un amigo sacerdote escribió una vez una suerte de memorias que se acompañaron como título de la manida expresión "Lo mejor está por llegar". El curilla murió ideando una fiesta como despedida terrena a una existencia que culminó batallando contra un ejército de cánceres, obligándonos a todos a cantar aunque no pudiésemos contener las lágrimas. Y cantamos ¡vamos que si cantamos! Lo mismo ocurrirá con este año trece. Seguro que nos sorprende. Seguro que durante muchos de sus días nos pone a prueba, nos plantea una contadicción, nos rompe los esquemas y, por qué no, nos obliga a entonar una alegre melodía. El año trece es una nueva oportunidad para hacer de una vez eso que vinimos a hacer: ser eternos. Porque no hay ser humano que no lo tenga grabado a fuego en su adn espiritual y porque sería una tontería no intentarlo. Más que una tontería sería una pérdida de tiempo. Además, una, que es bastante terca, suele ser de esas personas que se prestan al desafío de lo que parece imposible. Por eso el año que comieza, que llegará dentro de once horas y cuarenta y dos minutos (escribo más lento de lo que pensaba ¡caramba!), no ha de ser malo. De cada uno de nosotros depende de querer elegir la actitud adecuada para arrancar sus días del calendario. Por eso, pese al paro, las enfermedades, las guerras, las catástrofes, los deshaucios y las huelgas, el 2013 sea bienvenido. Ya no es tarde. Está aquí. ¿Manos a la obra?
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo