SIN CONCESIONES
Lo contrario de Constitución
Por Pablo A. Iglesias3 min
Opinión10-12-2012
Quienes nacimos en 1978 solemos tener un vínculo especial con la Constitución. Compartimos aniversario con ella. Pertenecemos a la nueva era de españoles que sólo hemos conocido la democracia. Somos millones de personas nacidas desde entonces. Pero la de 1978 es una generación distinta. Es puro simbolismo. Casi un distintivo fetichista. Una anécdota. Sin embargo, la casualidad ha alimentado en muchos un cariño añadido hacia la Carta Magna. Quizá tengamos un sentimiento mayor de pertenencia al sistema constitucional que votaron nuestros padres. Somos herederos de aquel logro histórico, que puso fin a medio siglo de disputas. La Constitución no es perfecta pero es nuestra Constitución. Parecen olvidarlo muchos de los que sí la ratificaron en referéndum hace apenas tres décadas y ya quieren cambiarla de arriba a abajo. El último cumpleaños lo ha dejado bien claro. Los nacionalistas ni siquiera aparecieron en la celebración oficial del 6 de diciembre. Es habitual, aunque no por ello triste. Hubo un tiempo en el que los independentistas eran los únicos que se apartaban de la conmemoración en las Cortes Generales. CiU y PNV solían tener algún representante. Ahora, ni eso. Han radicalizado tanto sus proyectos que parecen copias edulcoradas de Esquerra Republicana y Amaiur. Así parece interpretarse del resultado en las recientes elecciones autonómicas de Cataluña. La debacle de Artur Mas es la mejor lección del camino erróneo que están recorriendo los soberanistas. Lo de Izquierda Unida es para nota. Acudió a la puerta del Senado para manifestar ante la prensa su desprecio a la Constitución y se fue por donde había venido. "Hoy no tenemos nada que celebrar", espetó Cayo Lara al entender que la Constitución está redactada "para la usura y la ambición de los banqueros". Sólo UPyD, el PSOE y el PP defendieron el texto, aunque Rubalcaba sorprendió con una propuesta de reforma para "adaptar la Constitución a los tiempos" actuales. España es un país de amnésicos, olvidadizos o simplemente iletrados. Quizá por eso triunfa en televisión una serie como Isabel, con la que aprender cómo se fundó España sin abrir un libro y sin moverse del sillón. La mayoría de los políticos quieren borrar de nuestras mentes cómo se fraguó la instauración de la democracia. Pretenden desautorizar el extraordinario consenso de la Transición para sustituirlo por otro nuevo en el que renegociar sus intereses particulares. Unos apuestan por la autodeterminación. Otros proclaman las bondades del federalismo. La táctica es la misma: negar la vigencia de la Constitución para redactar otra nueva que colme las ansias que tenían sus padres en 1978 y a las que tuvieron que renunciar por el bien general. Es como el mito de Saturno pero a la inversa. Aquí son los hijos los que devoran a los padres estando aún vivos. Muchos de los autores de la Constitución han muerto. Hemos perdido a Peces Barba, Fraga, Solé Turá y Cisneros. Queda su legado, ese que muchos quieren destruir. Si Adolfo Suárez no estuviera enfermo de alzheimer levantaría su voz contra semejante ofensa a la historia reciente de España. Es como si los políticos actuales quisieran imitar, pese a su juventud, al estanderte de la Transición y también hubiera perdido la cabeza. Pronto han olvidado la dictadura y la Guerra Civil quienes sostienen que no hay nada que celebrar el 6 de diciembre. Pronto han olvidado sus años de prisión franquista los comunistas que cuestionan este sistema. Pronto han olvidado los nacionalistas las competencias y el autogobierno acumulado en apenas tres décadas de democracia. Son como una solitaria que traga y quiere más. Pronto han olvidado todos ellos que ir contra la Constitución es situarse junto a los que antaño defendían lo contrario de la Constitución. Y lo contrario sabemos perfectamente qué implica, incluso los que nacimos tras los años de sectarismo y oscuridad.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito