ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Madres (de corazón)
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad07-11-2012
Conmueve e impresiona cómo la fuerza de la maternidad empuja a las protagonistas de Madre a convertirse en uno de esos mitos domésticos y cercanos que todos tenemos a mano. Son mujeres de carne y hueso que narran su historia en primera persona. Hacen las maletas imaginarias para ese viaje iniciático que es convertirse en mamá. Y mira que chirrían esas gestaciones melosas contemporáneas de exhibición del orgullo hormonal cuyas protagonistas hablan a todas horas del último modelito de carricoche o cambiador, del nuevo grito de sacaleches y de la música adecuada para que se duerma el futuro bebé... Madre no es así. Va al fondo. El documental Madre se sumerge en ese fondo "submarino" que hay en la maternidad -"submarino" como llamaban los sobrinos al bebé que venía de camino en casa, porque en las ecografías le veían flotar en su piscina de placenta-: la necesidad de proyectarse en el futuro, la vocación de realizarse aún más como ser humano, la responsabilidad de que el mundo tenga mañana un trocito de nosotros mismos, de nuestro alma, y también del corazón, si cabe. Ante cualquier apuesta siempre se corre el riesgo de equivocarse, pero quizás podría jugarse algo muy valioso a que las madres del documental de Mabel Lozano no esperan perder a esos hijos tan queridos antes de que abandonen la mayoría de edad. Esta reflexión-apuesta parte a raíz de la tragedia del Madrid Arena de hace unos días. La maternidad -y la paternidad- exige soltar lastre, toparse de bruces con la libertad y los derechos de ese ser que tanto se ha deseado. Pero ser padre también exige mucho más sentido común del que se está aplicando: enseñar, corregir, enmendar, regañar, servir de ejemplo... No es de recibo culpar a los padres de lo que les ocurra a sus hijos. Sería muy injusto hacerlo, pero sí que habría que reflexionar si conviene o no que estén emborrachándose a las tantas de la madrugada críos de 15 años. ¿Para eso parimos, adoptamos, deseamos un hijo? Pensémoslo bien. Está todo inventado y todo dicho. Hasta el mismísimo Mario Moreno Cantinflas, ese cómico que entre tanta modernidad y (hipo)progresía se puede ver con un halo de caspa y verborrea vacía, lo dijo entre tanta palabrería filmada: "No es lo mismo echar un hijo al mundo que ¡échale un ojo al mundo, hijo! No es lo mismo, sobre todo si lo segundo se hace sin la compañía de los padres. Si no, que se lo pregunten a cualquiera de las cinco mujeres que se autofilmaron para contar su historia en Madre. "Los hijos no nacen de la barriga, nacen del corazón", sentencia una de ellas.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo