SIN CONCESIONES
Ganar sabe mejor tras perder
Por Pablo A. Iglesias
3 min
Opinión02-07-2012
Muchos años sin pasar de cuartos de final. Muchas derrotas dolorosas, incluso injustas. Un par de goles anulados por error. Varias generaciones sin conocer el éxito. Multitud de sueños incumplidos. Tantos deseos que parecían utopías. Como consecuencia, pesimismo y más pesimismo. Desesperanza y noventayochismo. Muchas ganas... y pocos frutos. Así torneo tras torneo, década tras década. Hasta que un abuelo a punto de cumplir 70 años transformó un grupo de veinteañeros repletos de ilusión en un equipo vencedor. Sucedió en 2008 y el viejo era Luis Aragonés. Desde entonces, los chavales lo han ganado todo, absolutamente todo. Decirlo es fácil, pero obrarlo era imposible hasta ahora. Nadie había conseguido semejante hazaña. Ellos han transformado lo impensable en realidad. La Eurocopa de 2008 fue como vivir un sueño inalcanzable. Casillas levantaba la copa de campeones pero muchos no lo creíamos. Nos frotábamos los ojos medio inconscientes por la anestesia que provoca el placer de ganar. El Mundial de 2010 constató la verdad de que España era la mejor Selección del mundo. Pero repetir hito en 2012 provoca un gozo mucho mayor. Es el triunfo de la constancia, el trabajo bien hecho. Es la victoria de los principios firmes y asentados. Es el trofeo a la continuidad, a la excelencia y a la regularidad. Es, por lo tanto, la gloria más complicada. Porque sólo hay algo más arduo que alcanzar el número uno y es subsistir en lo más alto. Más difícil que llegar es mantenerse. Cuando se logra, como la Selección española de fútbol, la recompensa también es mayor. Se siente más y se goza más. Entonces, la victoria se transforma en gloria y el héroe se erige en mito. La temporalidad de la fama adquiere un carácter eterno y la Historia escribe el nombre de los protagonistas con tinta de oro en el capítulo reservado únicamente para los mejores. El triunfo también tiene sus riesgos. El ser humano puede acostumbrarse a ganar y, cuando eso ocurre, existe la certeza de la que siguiente cita será con la derrota. En el fútbol, como en la vida, no hay nada peor que aburguesarse. Cuando uno cree que ha conseguido todo, en realidad, ha perdido la ilusión. El conformismo es cómplice de la mediocridad y la mediocridad es la antesala del fracaso. Quien no siente la necesidad de superarse a sí mismo y de ser mejor que los demás está muerto en desafíos. Para alcanzar cualquier éxito, la motivación es compañera de viaje imprescindible. Nada aparece por casualidad en la vida y, si así fuera, igual que llega se va. Sin dejar rastro ni prueba ni recuerdo. Hay quienes luchan constantemente por ser mejores y no triunfan. Hay quienes, pese a su excelencia deportiva, lograron menos éxitos de los que merecían porque no les acompañó la suerte o había otros mejores. Butragueño, Zubizarreta, Michel, Guardiola y Kiko puedan dar testimonio de ello. Sin embargo, a veces, perder tiene una recompensa mayor. El derrotado es el primero que alimenta el ansia por ganar. El sufrimiento nos hace sentir peores de inmediato pero a la larga ofrece más enseñanzas que la victoria. En los peores momentos es donde las personas crecen más, donde pueden ofrecer lo mejor de sí mismas y donde dan ejemplo verdadero y transparente de su valía. El dolor no admite engaños. El triunfo, en cambio, siempre disimula las carencias. El que pierde, como el que sufre, disfruta más cuando llega el éxito. Hay que perder muchas veces para saborear con plenitud la esencia de la victoria. De esto último, España sabe bastante. Fueron muchos años de derrota en derrota, de fracaso en fracaso. Ahora es al revés, de victoria en victoria hasta alcanzar la gloria de la eternidad. Hay una razón que explica la constancia de triunfos: humildad, humildad, humildad. Sólo desde la sencillez de saberse el mejor pero comportarse como uno más se construye el carácter del permanente vencedor. Más allá del deporte, este es el gran legado que regalan a España nuestros futbolistas.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito