CREAR EN UNO MISMO
¿Dejaos de especulaciones?
Por Álvaro Abellán
2 min
Opinión26-06-2012
Es clásica la distinción entre pensamiento especulativo y pensamiento práctico. El primero (de especulo, espejo) está orientado a la comprensión de las cosas “por sí mismas” y exige una ascesis de los intereses y esquemas mentales particulares. Normalmente, especulamos cuando una realidad se torna problemática o contradictoria, de forma que buscamos razones que nos permitan explicar o superar esa aparente contradicción, de forma que volvamos a tener una imagen fiable y firme acerca de las cosas. El pensamiento especulativo puede traducirse a veces por contemplación, es lo que habitualmente llamamos “pensamiento teórico”, pero es también lo que llamamos pensamiento creativo. El pensamiento especulativo se opone al práctico. Mientras el segundo se orienta a la elección de los fines (objetivos, metas) y de los medios necesarios para alcanzarlos; el pensamiento especulativo supone aparcar temporalmente la acción para buscar (sin seguridad de éxito) nuevas y más ricas formas de comprender la realidad. Es verdad que muchas veces vemos a personas que piensan sólo por pensar o, por mejor decir: piensan por no vivir. De ellos decimos que “se pierden en especulaciones”, pero sería más preciso decir que se pierden y desgastan en divagaciones, que no es lo mismo. De hecho, si para algo sirve el auténtico especular es para volver a encontrarnos después de habernos perdido. Los grandes pensadores se han encargado de subrayar con nitidez que el pensamiento especulativo se opone radicalmente al pensamiento práctico. Lo hacen por una cuestión a un tiempo metodológica y ética: si estoy preocupado por mis intereses, mi mirada y mi interés pre-determinarán lo que seré capaz de ver. Sin embargo, esos mismos grandes pensadores insisten con humor en que no hay nada más práctico que una buena teoría; o que la teoría es la forma más elevada de práctica. Lo dicen por muchas razones, pero ésta es la que nos importa hoy: no es posible una acción mejor sin un pensamiento mejor. No es posible superar un nuevo problema sin una nueva mirada. No es posible una práctica inspiradora, creativa y motivadora sin una renovación constante de nuestra comprensión. En estos tiempos nos sobran pensadores prácticos y acciones contundentes. También nos sobran divagadores. Pero nos faltan, y los necesitamos con urgencia, grandes especuladores que descubran, comprendan y nos hagan comprender alternativas a los problemas del un sistema que, desde ya varios años, ha dejado de funcionarnos.