CREAR EN UNO MISMO
Más allá de la lógica del consumo
Por Álvaro Abellán2 min
Opinión04-06-2012
Occidente ha sustentado su desarrollo en el último siglo gracias a la lógica del consumo. Para ello, la política, la economía y los medios de comunicación se pusieron de acuerdo: ya que había que fomentar el consumo, había que vincular consumo y felicidad y el eslabón que aprovecharon para hacerlo es la rueda de las satisfacciones. Nos vendieron que la felicidad consiste en satisfacer nuestros deseos y necesidades y, para eso, pusieron en nuestras manos el sistema de consumo. La rueda ha funcionado durante décadas y todavía hoy, en plena crisis sistémica, la única receta posible que nos venden los estudiosos es la de re-activar el consumo. No es ya una cuestión de felicidad individual, sino de supervivencia global. Pero dudo de que esa solución sea algo más que un parche. No porque sepa mucho de esa abstracción fantasmal que nos mantiene a todos preocupados, sino porque algo sé de los hombres, que somos los que creamos aquel sistema y los supuestos beneficiarios del mismo. Ésta es mi tesis: si la lógica del sistema que inventamos no es la lógica del verdadero desarrollo humano, algo terminará por romperse: o el sistema, o los hombres que los sustentan. La lógica del actual sistema presupone –contra la evidencia de todas las civilizaciones, de todas las épocas- que la felicidad es fruto de la satisfacción de necesidades. La satisfacción de necesidades, por cierto, es un anhelo legítimo. Estamos satisfechos por nuestros logros. Estamos satisfechos cuando alcanzamos los resultados esperados, cuando recibimos un salario justo, cuando lo recibido se ajusta a nuestra demanda. Cuando no tenemos lo que queremos, estamos insatisfechos y creemos que obtenerlo nos dejará satisfechos. Cuando lo tenemos, ya no buscamos nada… y pronto nos aburrimos. Necesitamos encontrar o inventar nuevas insatisfacciones que satisfacer. La lógica de la felicidad, no obstante, es otra. La felicidad no es hija de la satisfacción, sino del agradecimiento. Del reconocer lo que no nos hemos dado a nosotros mismos (empezando por la vida) como un regalo. Al sentirnos agradecidos, buscamos a quién a gradecer y cómo agradecer. Mientras que la rueda de las satisfacciones produce un movimiento que se consume en sí mismo (y que se mantiene en movimiento desde el sentimiento negativo de lo que nos falta), el dinamismo del agradecimiento es constante y volcado hacia otros (y se mantiene en movimiento desde el sentimiento positivo del saberse regalado y querer regalar). Mientras que la lógica de la satisfacción se consume en sí misma, la lógica del agradecimiento siempre genera valor, creatividad, novedad. Cualquier respuesta a esta crisis sistémica que no sea un simple parche debería reconocer la insuficiencia de la actual lógica y buscar una nueva. Algunos ya lo han propuesto, y lo han llamado la economía del don. Su inspiración fundamental consiste en reconocernos regalados. Su movimiento fundamental es el que funda toda responsabilidad verdadera: querer responder a ese regalo.