Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ROJO SOBRE GRIS

Hechos para ganar

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
Opinión03-05-2012

Llevo pensándolo desde hace unos días en este final de liga. Estamos hechos para ganar, pero nos da vergüenza reconocérnoslo. Que lo importante de jugar es participar es una mala explicación y un consuelito barato al profundo anhelo de triunfo que late en nosotros. Es como decir que lo importante de vivir es vivir. No es poco, pero ¿para qué vivir si voy a morir? No basta con participar, gracias. Me fascina la rivalidad Barça-Madrid. Pero casi lo mismo que me fascina, en otro sentido me desagrada, o me provoca y me hace pensar. Me fascina la pasión, la pasión por lo mejor, esa competición intensa y total por la victoria. Y detesto también la pasión: la pasión fratricida con la que se pretende aplastar al otro. Explícita o encubierta. La hay. Esta experiencia de ganar por aplastamiento; la de aniquilar al contrincante, la de competir a lo fraticida produce una satisfacción y una alegría extrañas, la de una revancha merecida, la de una justicia saciada, la de que las cosas se han puesto en su sitio por fin. No me gusta porque es un sentimiento que experimento a veces en mí cuando miro algo como amenaza, cuando me siento superior o con más derechos, cuando tengo miedo de algo… Entonces, por superioridad o por temor, por inseguridad o vanidad, uno se lanza a la batalla dispuesto a destruir, como si un monstruo interior le impulsase a ello. Ganar por aplastamiento es una actitud del corazón. Pero mirando en lo hondo de ese corazón, en la raíz de esa animalidad destructiva que da miedo hay un anhelo ¡un deseo! de victoria que experimento como bueno, una necesidad humana y profunda de ganar. Es una necesidad de cada célula y de cada invisibilidad de mi ser. Es una necesidad antropológica; real: ganar. Ganar siempre. Ganar para siempre. Vencer lo malo y aniquilarlo. Hacerlo junto a otros, con otros, en otros, por otros. Con todos. Ganar. Ganar de verdad. La pregunta es cómo puedo ganar siempre, cómo podemos ganar todos y siempre, cómo podemos sentir apasionadamente que somos ganadores, cómo ganar cuando la victoria parece de otros, y –aquí lo más difícil- cómo ganar de verdad en cada fracaso del que tengo experiencia. Cómo puedo ganar sin aniquilar y experimentar esa plenitud de totalidad. Hay una propuesta que responde “sí” a ese anhelo profundo de triunfo. Propone un camino paradójico, que es perder y es perderse, aunque perderse acompañado. Rojo sobre gris a ganar. Estamos hechos para ello, para la victoria definitiva.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo