ANÁLISIS DE LA SEMANA
Arrugas
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad14-04-2002
El hombre tiene miedo a que pasen los años, le da repelús envejecer. Sin embargo, el hombre debería perder ese temor a hacerse mayor, que no es perderle el respeto, porque hacerse mayor es hacerse a sí. Los mayores aportan mucho a las nuevas generaciones, la experiencia tiene la llave de muchas puertas. Los ancianos dan fe del pasado y con lo aprendido y lo aprehendido pueden esperar el futuro con cierta seguridad. Ser mayor, aquí o en el quinto pino, significa también ser persona, y tener derechos: para trabajar, para descansar y para elegir, que ya la vida les ofreció a muchos pocas alternativas fáciles. Pero ser mayor es también asumir que el tiempo tiene mucho que ver con esos pliegues de la piel del rostro. Si los gobiernos contasen más con los mayores, se valorarían más los pequeños detalles. Ser mayor es querer cada minuto, cada detalle: Si llueve, no llueve, llega la primavera, crecen las lechugas... Aunque a este paso pocas lechugas sanas se podrán ver. También el rostro de la Tierra tiene arrugas y éstas no tienen tanto que ver con el tiempo, sino con la mano del hombre. Si la sociedad contase más con los mayores y los escuchase y los dedicase tiempo, cada muchos de sus miembros ganarían minutos de vida, pues aprendería a prevenir. También sabrían que no hay que olvidarse de que para envejecer –si uno puede llegar a hacerlo- hay que sudar cada arruga y no perder nunca la guardia. Si el hombre tomase más en cuenta a ese otro al que un día llegará a parecerse en el aspecto, pondría los cimientos desde cero, pensaría en los niños, que también están envejeciendo desde el mismo minuto en que vieron la luz.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo