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ANÁLISIS DE ESPAÑA

El ocaso del juancarlismo

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España18-04-2012

Hasta no hace mucho tiempo en España estaba de moda declararse juancarlista. Incluso el progresismo oficial recurría a este requiebro retórico ya un tanto manido. Una manera socialmente aceptada para transigir con un concepto tan arcaico y poco progresista como la Monarquía. Los argumentos casi siempre eran los mismos: su gestión en el 23F y su trabajo oculto y eficaz en todo el mundo defendiendo los intereses de España. Para todo lo demás se hacía una vista gorda general. Incluso cuando esos intereses patrios se defendían ante regímenes y familias de dudoso honor, pero económicamente suculentos. "El Rey felicita por carta a un príncipe saudí absuelto de violación", se ha podido leer hace pocos días. Un gesto perfectamente prescindible. A España no le gusta que el príncipe se case con alguien a quien no ama. Prefiere el cuento de hadas, aunque sea con una plebeya y divorciada. A España le gusta la sencillez y poder llenarse la boca diciendo eso de "¡qué campechanos!". No le gusta descubrir a su jefe de Estado cazando elefantes en África en una semana clave para el país, con la intervención sobrevolando y la cola del paro aumentando. Es decir, a España no le gustan ni las obligaciones ni los privilegios que acompañan a las monarquías desde que las monarquías son. Quizá entonces, España tiene que asumir que lo que no le gusta es la idea misma de Monarquía. Y otra cosa es que este no sea el momento más adecuado para plantear el debate. Al final lo único cierto es que si el Rey no se hubiese roto la cadera, aquí nadie se habría enterado de nada. Lo mismo pasó en 2005. Tuvieron que matarse 17 militares en Afganistán para descubrir al Rey de caza. También en África. Demasiado lejos. Seguramente lleva ya un tiempo con la cabeza más en otras cosas. Aunque luego diga que el desempleo juvenil le quita el sueño. La diferencia ahora es que se ha acabado la permisividad -cuando no opacidad- que históricamente han tenido los medios de comunicación con la Familia Real. Una tendencia que empezó a resquebrajarse con el escándalo de corrupción de Urdangarín. El 23F es un recuerdo ya muy lejano. Cuesta creer que en el bungaló en el que se pegó el desgraciado resbalón se celebrase una cumbre con líderes africanos a los que vender los intereses de España. Y gastarse un mínimo de 30.000 euros en un viaje de caza tampoco resulta precisamente campechano. Cuando año tras año desde hace unos cuantos se leen titulares del estilo "El peor año del Rey", será que la Institución no pasa por su mejor momento y necesite cambios.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio