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VENEZUELA

La población venezolana impuso un Gobierno que no cuajó sin Chávez

Por Vicente García GandíaTiempo de lectura2 min
Internacional13-04-2002

La tensión de la huelga indefinida declarada en Venezuela llegó a su punto máximo en la madrugada de viernes pasado. A pesar de que el Alto Mando del Ejército del país había manifestado su apoyo a la política de Chávez, el comandante general de las Fuerzas Armadas, Efraín Vázquez Velasco, junto con otros 11 generales y almirantes leyeron un comunicado en televisión en el que exigían la renuncia del presidente por considerar “antidemocrática” su postura ante las manifestaciones por todo el país.

En el escrito aclararon que “la Constitución nos obliga a evitar más derramamiento de sangre y esa obligación pasa por la salida pacífica del presidente y la sustitución del alto mando”. De la misma manera, el comandante Vázquez insistió en que “no era un golpe de Estado” lo que estaban iniciando sino que simplemente era su respuesta a los muertos durante las jornadas de paro convocadas. El origen del conflicto se encuentra en PdVSA (Petroleros de Venezuela). En febrero de este año, el presidente venezolano politizó los altos cargos del consorcio y colocó a seis ejecutivos, al parecer, de mediano y bajo rango, en la junta directiva. Estas maniobras, unidas a las pérdidas económicas por el suministro de crudo a Cuba, se han convertido en los factores decisivos que han aglutinado a la Confederación de Trabajadores de Venezuela, Federcámaras, los gerentes expulsados de PdVSA y la sociedad civil organizada en la lucha contra el régimen venezolano. El presidente de Federcámaras (Federación de Cámaras de Industria y Comercio), Pedro Carmona, ilustró con estas palabras la situación: “Solicito en nombre del pueblo venezolano la dimisión de Chávez” y añadió: “Por primera vez pedimos la renuncia del presidente Chávez porque ha sido incapaz de conducir por un camino cierto al país, de reunificar a los venezolanos. Por el contrario, los ha dividido”. A mediodía del pasado viernes, fuentes periodísticas anunciaron que Chávez se había entregado a tres altos mandos del Ejército y desde la Presidencia se desmintió que el presidente estuviese detenido en un acuartelamiento militar. Horas antes, el propio Chávez se había dirigido a la nación en un mensaje con interferencias y fallos en la señal de audio. La respuesta del todavía presidente ante este supuesto boicot fue el cierre indefinido de todas las cadenas privadas nacionales por haber incumplido la ley de telecomunicaciones y para evitar que incitasen “irracionalmente” a la oposición a lanzarse contra el Palacio de Miraflores.

Fotografía de Vicente García Gandía