ANÁLISIS DE CULTURA
La piel que habito
Por Marta G. Bruno1 min
Cultura13-02-2012
He recibido todo tipo de opiniones acerca de La piel que habito. Desde ingeniosa hasta insoportable. No hay medias tintas. Pedro Almodóvar lo volvió a conseguir: despierta sentimientos adversos. Su larga trayectoria filmográfica no ha cosechado tantos éxitos aquí como en el resto del mundo. Aquí se le considera demasiado estrambótico, y para que engañarnos, es cierto que, aunque alguna de sus películas haya destacado más entre los espectadores nacionales, su naturalismo escénico no es visto con demasiados buenos ojos. Sus detractores no les place que España quede ante el resto de mundo como un país de histéricas, yonquis y travestidos. El director tiene otra losa encima. En una entrevista al diario El Mundo asegura sentirse dolido por un país, el suyo, que hace creer al ciudadano que los cineastas vive por y para las subvenciones. El año pasado se publicó que el director había recibido casi tres millones de euros públicos para producir sus películas desde 2004, y que incluso el Estado le había pagado su asistencia a la ceremonia de los Oscar. Una cosa está clara. Almodóvar hace marketing con su apellido. Las Top star internacionales se mueren por trabajar por él, véase Angelina Jolie, y aunque esta vez se quedara sin Globo de Oro, el manchego ha ganado su quinto Bafta. Premios cosechados aunque para una buena parte de los espectadores La piel que habito no sea ni mucho menos su mejor película. De nuevo la taquilla y la crítica no van de la mano. Por cierto, si es mejor película de habla no inglesa…¿por qué mandamos Pa negre a los Oscar? Da que pensar.
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Marta G. Bruno
Directora de Cultura de LaSemana.es
Licenciada en Periodismo
Estudio Ciencias Políticas
Trabajo en 13TV
Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press