ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
No hay buenas noticias para Siria
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional13-02-2012
Siria lleva semanas siendo uno de los principales protagonistas de la actualidad internacional. Lamentablemente, lo es por las desgracias que ocurren en el país y, según está el panorama, no parece que las cosas vayan a mejorar. La represión del régimen de Bashar al Asad contra los opositores no solo no se ha detenido sino que ha aumentado, llegando incluso a provocar grandes matanzas. Los llamamientos de la comunidad internacional y los observadores enviados por la Liga Árabe no han conseguido frenar la violencia. Como suele suceder en este tipo de casos, la relación acción-reacción ya se está empezando a producir. El movimiento opositor está cogiendo fuerza a través del Ejército Libre de Siria (ELS), formado, principalmente, por desertores de las tropas oficiales. Este hecho ya está provocando que muchos ataques oficiales estén siendo repelidos por el ELS, por lo que la represión está dejando paso a los combates y a las contraofensivas. Algo que acentúa el riesgo de una guerra civil, que podría prolongarse varios meses más y tener consecuencias aún más trágicas para la población. Las últimas semanas están siendo especialmente sangrientas y se están registrando sucesos en los que es difícil averiguar su autoría. Las autoridades de Al Asad culpan al ELS, mientras que estos acusan al Ejército sirio de desarrollar acciones encubiertas para responsabilizar a la oposición y obtener justificación para mantener la represión. Mientras tanto, las principales potencias mundiales continúan dilatando la toma de medidas al respecto. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no alcanzó un acuerdo en la cuestión siria por el veto de China y de Rusia. Una vez más, la ONU vuelve a quedar retratada como una organización inútil y desfasada a la hora de resolver conflictos. No es normal que cinco países mantengan derecho a veto y los privilegios heredados de la Guerra Fría. Las relaciones internacionales han cambiado mucho en las últimas décadas y Naciones Unidas no ha sabido adaptarse al nuevo escenario mundial. Cada hora que se deja pasar es una oportunidad que se pierde para resolver un conflicto que está enquistado y que va a ir a peor. Cuanto más tiempo se demore más va a costar hallar una solución y más víctimas y sufrimiento se van a originar. Los principales líderes mundiales se rasgarán las vestiduras cuando lleguen noticias de nuevas tragedias en Siria. Sin embargo, deberán reflexionar sobre su grado de responsabilidad, por omisión.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD