SIN CONCESIONES
Los ministros de Rajoy
Por Pablo A. Iglesias
3 min
Opinión21-11-2011
A la tercera fue la vencida. Mariano Rajoy ha tenido que esperar a su tercera oportunidad para ganar las elecciones generales. Como Felipe González en 1982. Como José María Aznar en 1996. Casi ocho años en la oposición le han ayudado a madurar. Dos derrotas consecutivas le han preparado para gobernar. También le han enseñado a ganar. Por algo afirmó Simón Bolívar que "el arte de vencer se aprende en las derrotas". Rajoy ha forjado su liderazgo en los malos momentos y ha logrado reunificar el Partido Popular en la victoria. Ya lo avisó John Fitzgerald Kennedy: "La victoria tiene un centenar de padres, pero la derrota es huérfana". Ahora le arropan su familia, el refugio en el que se guareció contra la soledad; sus más estrechos colaboradores, como Soraya Sáenz de Santamaría y Carmen Martínez Castro, que nunca le abandonaron; los valientes, que hace tres años se jugaron el futuro a una carta con claro riesgo de perder; los oportunistas, que reaparecieron hace un año cuando las encuestas empezaron a darle ganador; los enemigos, que tantas zancadillas le pusieron para que abandonase; e incluso los traidores, que le apuñalaron por la espalda para su sorpresa. Todos están ahora alrededor como si siempre hubieran estado ahí. La felicidad por el triunfo que ahora experimenta el Partido Popular nunca volverá a repetirse. Cuanto mayor es el sufrimiento durante el combate, mayor es el éxtasis en la victoria. A partir de ahora, comienzan las penurias de la gestión, la responsabilidad del poder, la incomprensión del liderazgo, la soledad en la toma de decisiones, las críticas de los periodistas y de la oposición. Rajoy tendrá que cambiar su forma de actuar. Ha llegado a las puertas de La Moncloa con un estilo de mando que no sirve para el Gobierno. Lo de esperar a que los problemas se resuelvan solos, dejar que pase el tiempo, tratar de silenciar las crisis... no funciona cuando todo el país te mira y cuando el foco mediático te ilumina para acentuar el más mínimo error. Como presidente del Gobierno, tendrá que reaccionar rápido, actuar con determinación, coordinar con precisión a sus ministros, dar la cara constantemente, acertar en los momentos de riesgo, explicar con claridad las decisiones, ser atento y cuidadoso con la prensa, coger el toro por los cuernos, etc. A Rajoy van a vigilarle con lupa los españoles y, aún más, los europeos. Su primer reto es recuperar la credibilidad internacional de España y su fiabilidad económica. Debe recomponer un tejido empresarial y financiero que la mala gestión de Zapatero ha destruido en apenas siete años. No hay un minuto que perder. Por eso, tendría que empezar a contar sin complejos lo que va a hacer y con quien lo piensa hacer. Para dar certidumbre y confianza en los mercados, debería anunciar de inmediato su ministro de Economía. También jugaría con ventaja si diera a conocer el nombre del ministro de Exteriores. Hay mucha gente que lo reclama incluso dentro del propio Partido Popular. Así podrían comenzar a trabajar, a mantener reuniones en el extranjero y a defender una economía en la que hasta ahora no creía casi nadie. Zapatero hizo algo parecido nada más ganar las elecciones de 2004. La crisis del 11-M lo exigía. Pero la crisis económica actual es aún más grande, así que parece una obligación. Sería un gesto de determinación y certidumbre hacia los mercados. También hacia todo un país que ha confiado a la tercera en un candidato y necesita saber que esta vez no se ha equivocado.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito