ANÁLISIS DE SOCIEDAD
De otra pasta
Por Almudena Hernández
1 min
Sociedad10-10-2011
Un torero cae herido ante un morlaco que le cornea de forma aparatosa. Las imágenes como las que ha protagonnizado el diestro Juan José Padilla en su reciente actuación en Zaragoza suelen llamar mucho la atención de los medios de comunicación y la opinión pública. Poca repercusión tienen los triunfos o los momentos más artísticos de la lidia en los medios, pero es otro debate. Sorprende también que esa especie de héroe herido emprenda de nuevo su camino en tiempo récord. No pocos facultativos que han atendido a toreros suelen decir que éstos están hechos de otra pasta. El propio Padilla, en la mínima oportunidad que ha tenido, ha afirmado que si tiene que torear con un parche en el ojo lo hará. Y la sorpresa ha vuelto a inundar el ánimo de los aficionados a los toros, que observan en el torero la encarnación de una especie de mito contemporáneo. Pero lo que representan Padilla y otros hombres que llegan vestidos de luces a los quirófanos no tiene más mérito que lo que, en el ruedo de la vida, llevan a cabo miles de personas. Estos días se hablará de discapacidad mental, esa nebulosa que invade la agenda de demasiadas personas que no siempre visten traje de luces ni tampoco atraen los focos y taquígrafos para las buenas noticias. Pero quienes conviven con una discapacidad, hagan el paseíllo o no, saben perfectamente qué es levantarse después de una cornada: el toro de la vida ya se encarga de propinarlas con saña. Algunas cicatrizan con éxito. Pero hay que estar hecho de otra pasta para afrontar la convivencia con las cicatrices de la discapacidad. Las del cuerpo, sí, pero también las que se esconden bajo el parche de la invisibilidad, las del alma.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo