ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Un gesto simbólico para Palestina, pero solo eso
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional26-09-2011
El conflicto palestino-israelí vuelve a estar de máxima actualidad. Esta vez, afortunadamente, no es por la violencia, sino por la petición del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, para que Palestina sea reconocida como estado por la ONU. Sin duda, se trata de un gesto muy simbólico, que sirve para que la Comunidad Internacional no se olvide de esta disputa histórica que sigue sin resolverse, pero poco más. Vista la arcaica estructura de Naciones Unidas, su desigual reparto de poder (con cinco países con derecho a veto) y su ineficacia en asuntos vitales, no se pueden esperar grandes avances. El enfrentamiento entre Israel y Palestina es tan complejo y está tan enraizado que no se va a solucionar con la solicitud realizada por Abbas. Esta, incluso, puede ser contraproducente ya que existe la posibilidad de que dé lugar a un resurgimiento de las tensiones en una zona de por sí muy susceptible. En cualquier caso, llama la atención que Palestina acuda ahora a Naciones Unidas con esta petición cuando en 1948 no aceptó una resolución de la ONU al respecto. El texto de entonces dividía el territorio administrado por Reino Unido en Oriente Próximo y daba la posibilidad de que israelíes y palestinos crearan sus respectivos estados. Es más, los palestinos no solo no aceptaron la resolución, sino que incluso iniciaron una guerra contra el recién constituido Estado de Israel. Una contienda que, además, perdieron y que provocó la expansión israelí. Desde entonces, la situación se ha ido enquistando y, pese a algunos avances políticos, nunca se ha llegado a una solución. Israel desconfía de los palestinos y mantiene políticas, como los embargos a la ANP y los asentamientos de colonos, que no ayudan en las negociaciones. Sin embargo, los israelíes no tienen la culpa de todos los males que padecen los palestinos, pese a que este argumento está muy extendido entre la opinión pública. Los palestinos deberían superar las disputas internas entre las facciones de Al Fatah (a la que pertenece Mahmud Abbas) y de Hamas (islamista). También tendrían que evitar que la corrupción política regrese a las instituciones, porque ya se sabe que el enriquecimiento de los líderes suele llevar emparejado el empobrecimiento de la población. Para lograr la paz en Oriente Próximo es necesario que ambas partes se impliquen decididamente en ello y que renuncien a algunas de sus pretensiones. En las negociaciones, todos deben ceder para alcanzar un punto de acuerdo. De lo contrario, seguirá el sufrimiento, la violencia y la espiral de acción-reacción que tanto dolor ha provocado entre israelíes y palestinos.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD