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EL REDCUADRO

¿Por qué el 20-N?

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura3 min
Opinión01-08-2011

Treinta días trae noviembre, con abril, junio y septiembre, dice el Almanaque Zaragozano. Y en esos treinta días que trae noviembre, ¿no había podido ZP elegir otra fecha que no fuera de lagarto, lagarto y de toca madera? ¿No será que este tío quiere estar dando por saco con la Memoria Histórica hasta el mismo día en que se vaya a León, de donde por cierto nunca debía haber salido por el bien de España? Con la de días que tiene noviembre... Como el 30, fiesta de San Andrés, «cuando el mosto vino es». O como el 19, Santa Isabel de Hungría, la Patrona titular de la Academia de Isabel León. O como el 2, que hubiera sido fecha apropiadísima, el Día de los Difuntos, para que la gente, al depositar su voto por Rajoy, dijera: — ¡Ea, Zapatero, toma ya, pá que te vayas con tó tus muertos! O como el 3, día de San Martín de Porres, el santo dominico de la escoba, que imagínense lo que va a haber que barrer aquí tras las Elecciones Generalísimas, como ya llaman a este 20-N. O como el 19, que es el día de San Crispín, patrón de los zapateros que no son Rodríguez. O como el 23, San Clemente, aniversario de la conquista de Sevilla por San Fernando. Fecha indicadísima, pues en ella se celebra la procesión de la espada y el pendón, y eso es lo que hace falta aquí con las elecciones: una espada para echar a mandobles a todos estos pendones. Pero el día de San Clemente no podía ser, por la Alianza de Civilizaciones, claro. ¿Cómo va a poner ZP las elecciones en el día que celebramos que San Fernando echara de Sevilla a los de la babucha, que anda que no les olían los pies a los de la babucha ni ná? Pues nada, con lo largo que es noviembre, no ha podido el gachó poner las elecciones otro día que el 20 de noviembre. Que desde 1975 no es el 20 de noviembre, sino el 20-N, que es una cosa muy distinta, la muerte de Franco y el feliz advenimiento de la democracia. Pero que desde 1936 es el aniversario del asesinato de Primo de Rivera por los rojos. Sí, he dicho que a José Antonio lo mataron los rojos, ¿pasa algo? Como digo que a Blas Infante lo asesinaron los nacionales. Lo mismo. ¿Pasa algo? O sea, que este tío, dando por saco con la Memoria Histórica hasta el último momento, levantando odios ya olvidados con el «Paz, Piedad, Perdón» de don Manuel Azaña y con la concordia constitucional de don Juan Carlos I, recordando fechas de lagarto, lagarto, y poniéndoselas a los demagogos del PSOE (y a ese pasado del GAL, del «Pásalo» y del Faisán en forma de futuro al que llaman Rubalcaba) como a Fernando VII cuando tenía que dar un mitin contra el PP: — ¿A Rajoy vais a votar el 20-N, carnes mías, si Rajoy es lo mismito que el que desde el 20-N está debajo de una losa de tres toneladas en el Valle de los Caídos? Me lo espero todo de estos tíos que han convocado las elecciones el 20-N. Me temo lo peor. La maniobra que no les salió el 22-M con los indignados, pero que bordaron con el «Pásalo» en el 11-M de los trenes de Atocha, ¿cómo será ahora? ¿Qué estarán tramando? Ya ven el partido que les sacaron entonces a los SMS. Si en el 11-M fueron los SMS, ¿serán las redes sociales en el 20-N? ¿Qué estarán maquinando contra la legítima alternancia democrática los que no se resisten a dejar la mamela y el derroche, los que llevaron a España a la ruina? Lo único que me conforta y tranquiliza es que a la democracia le sienta bien el 20-N. Un 20-N, el dictador murió en su cama y, con él, el Régimen de Franco. Espero que en este 20-N, aunque no haya aún elecciones en Andalucía, acabemos con el Régimen de Zapatero, Rubalcaba, Chaves y Griñán.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor