ANÁLISIS DE CULTURA
Amy Winehouse
Por Marta G. Bruno1 min
Cultura27-07-2011
Resulta curioso cómo el morbo puede hacer resurgir el éxito como la espuma. La redactora de este análisis veía el día antes de la muerte de una de las divas del Soul unas fotos poco favorecedoras de la artista en una conocida revista, en las que parecía sufrir las consecuencias de las drogas (y digo “parecía” porque no se puede afirmar este tipo de cosas así como así). A este tipo de alusiones se añadía, por ejemplo, algunas como el comentario de la comedia musical de la cadena Fox, Glee, en la que se aseguraba en uno de sus capítulos que para parecerse a ella sólo habría que buscar “una fregona y una botella”. Y es que sólo nos dejó dos discos conocidos y mucho tiempo de conciertos atormentados y rehabilitaciones fallidas….que dejaron la puerta abierta a este tipo de cosas. Dos días después de su muerte, Amy Winehouse ya estaba en el altar de las grandes de la música, abochornada por los excesos, pero “intocable”. En poco más de 24 horas, las ventas de su segundo disco Back to Black se multiplicaban por 37. Los periódicos publican como locos la vida de Winehouse en imágenes, y todos esperamos que en los próximos días los tabloides ingleses saquen “carnaza” de su muerte con “exclusivas” sobre su vida. O sea, algo parecido a lo que pasó tras la muerte de Michael Jackson. Es lo que ya muchos llaman “la maldición de los 27”. En el mismo pozo cayeron Jimmy Hendrix, Jim Morrison o el cantante de Nirvana, Kurt Cobain. Todos rebeldes, iconos de la música que además crearon un personaje público que, cabe decirlo, ayudó a alimentar el Billboard. Vivieron deprisa, y a veces experimentar todos los sabores de golpe puede suponer un duro golpe que deja consecuencias.
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Marta G. Bruno
Directora de Cultura de LaSemana.es
Licenciada en Periodismo
Estudio Ciencias Políticas
Trabajo en 13TV
Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press