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SIN CONCESIONES

La hora de Rubalcaba

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión01-08-2011

Comienza la hora de la verdad. Ahora sí que se la juega. Ha llegado el momento de desplegar toda su inteligencia y sagacidad si realmente quiere ganar las próximas elecciones generales. Rubalcaba no lo tiene fácil. Nada fácil. Todo juega en su contra, incluido su propio partido. Zapatero es el principal adversario del candidato socialista. Cada medida que toma se ha convertido en un nuevo lastre para España. Cada vez que anuncia el fin de la crisis enfada aún más a los ciudadanos. Cada vez que sale en televisión, pierde miles de votos. Así que Rubalcaba tiene que luchar contra todo eso, contra los datos económicos, contra la tendencia política que augura un cambio de ciclo en los próximos comicios, contra la soledad parlamentaria del PSOE, contra las constantes amenazas de la Unión Europa al Gobierno del que Rubalcaba ha formado parte hasta hace pocas semanas y, por supuesto, contra una oposición crecida que ha barrido en las últimas elecciones municipales. Rubalcaba debe aprovechar estas vacaciones de verano para ultimar la estregia con la que piensa emprender el asalto al Partido Popular. Sus armas las conocemos todos: la locuacidad, el verbo preciso, la empatía y ese carácter afable a la vez que sencillo que encandila a la gente a través de la televisión. Ya lo demostró en 2004. Entonces, él solo se bastó para arrebatar la victoria a Rajoy en apenas cuatro días: los que transcurrieron entre los atentados terroristas del 11-M y la cita con las urnas del 14 de marzo. Rubalcaba ganó para Zapatero aquellos comicios mientras el candidato socialista permanecía oculto. Fue el entonces responsable de la política antiterrorista el que diseñó el camino para dejar en evidencia la mala dirección de La Moncloa con José María Aznar al frente. Rubalcaba logró que los españoles votaran con las entrañas, que olvidaran la brillante gestión económica del PP y que castigaran al entonces presidente del Gobierno en la cara de Rajoy. El reto de Rubalcaba ahora es el otoño. Tiene la difícil papeleta de evitar que los ciudadanos le castiguen a él por culpa de Zapatero. Parece una Misión Imposible que ni el mismísimo Ethan Hunt (Tom Cruise) podría acabar con éxito. Rubalcaba únicamente dispone de una opción. Su estrategia, posiblemente, consistirá en presentar las próximas elecciones como un dilema entre Rajoy y él. Tratará de reducir la influencia de las siglas de los partidos. La razón es sencilla: las del PSOE están más que devaluadas, mientras que las del PP han salido fortalecidas de las autonómicas y municipales de mayo. La única oportunidad de Rubalcaba es que las elecciones generales se vean como un duelo personal. Rubalcaba intentará demostrar que él es más simpático que Rajoy, más inteligente, más cercano, más sensible y más humilde. La otra opción que tiene es esperar una sorpresa, algo inesperado, un acontecimiento que cambie todo y -como en 2004- le permita desplegar sus artes políticas. Hasta ahora, ha permanecido a la espera. Ahora comienza realmente la batalla entre Rubalcaba y Rajoy. Es un duelo a muerte. El vencedor será presidente del Gobierno. El perdedor muy probablemente tendrá que dimitir esa misma noche y poner fin a su trayectoria política.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito