ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Se me ha muerto el canario
Por Almudena Hernández2 min
Sociedad17-07-2011
Es mi canción particular de este verano. Sí, la de ese tema facilón que hace unos años se convirtió en el más escuchado del verano, pero en su versión más triste, íntima y sensible. Parecerá una chorrada, pero a veces las cosas tontas descubren la grandeza de otras realidades superiores. Lo dicho: se me ha muerto el canario. Así de simple. Literalmente. Hasta hace unos días yo tenía un canario al que llamaba Pipi. En realidad se llamaba de otra manera, pero la mayoría de las veces yo le llamaba así. Era bien bonito: blanco y con alguna pluma naranja. Alegre, simpático, vivo. Fue un regalo para que no se me quedase el alma desnuda de naturaleza al irme a la gran ciudad. Cambio de vida con mascota incluida. Pipi cumplió con creces su cometido. El bichejo tenía buen oído para la música. Copiaba las notas que escuchaba con una afinación pasmosa. También parecía decir algo en cuanto sentía abrir la puerta cada tarde, después de una jornada de trabajo. Pero, como dice aquella manida canción de algún verano pasado, al canario "le llegó la hora". Y se murió. Sí, se me ha muerto el canario. Parecerá una chorrada, pero Pipi ha conseguido algo más que alegrarme las tardes y manchar los cristales. Me ha hecho llorar. Lo hago aún, mientras escribo estas lineas en homenaje a un pequeño pellizco de plumas blancas y naranjas que alguien puso en mi camino. Pipi ha volado al otro lado de la vida sin pompas fúnebres ni esquelas. Pero si es que existe un cielo para los canarios cantores, Pipi será soprano solista. Seguro. Y superará con creces el éxito de todas las canciones de los veranos. Menudo drama. Supero la treintena de vida y no he conseguido publicar ningún libro. Al llegar a casa, desde hace unos días, ya no puedo escuchar el canto de ese pequeño ser que tenía a mi cuidado. Menos mal que han echado su primera flor las hortensias que planté hace unos meses. Haré una ofrenda simbólica con ellas e inventaré un padrenuestro para que lo recen los pájaros. Para Pipi, mi querido canario.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo