ANÁLISIS DE DEPORTES
Jugar sucio o fracasar
Por Alejandro G. Nieto2 min
Deportes03-07-2011
Vencido el plazo para que los clubes de Segunda B saldaran sus deudas pendientes, doce equipos han acabado perdiendo la categoría por impagos a los jugadores. Y la cifra, con todo, se antoja escasa. El fútbol español cumple la penitencia de los excesos cometidos durante años y los clubes que vivieron más por encima de sus posibilidades se van a pique. Los equipos con problemas económicos se cuentan por decenas, pero las deficiencias del sistema legal impiden que todos reciban el castigo que merecen: el descenso. Incluso de los doce condenados en la última asamblea de la Asociación de Futbolistas y la Segunda División B, algunos como el Unión Estepona ya han conseguido salvar el pellejo tras entrar en Ley Concursal. Los clubes de Primera y Segunda tienen un mes más para sanear sus deudas con los jugadores. Pero no les hará falta realizar excesivos esfuerzos de última hora, pues saben que por muchos impagos que acumulen ellos no acabarán descendiendo. Más de una decena de equipos de las dos categorías profesionales de nuestro fútbol han entrado en concurso de acreedores para cubrirse las espaldas. No pueden pagar lo que deben ni a sus jugadores ni a los clubes de los que los ficharon. Pero pueden estar orgullosos de que la jugada, en lo estrictamente deportivo, sea perfecta: fichar a los mejores futbolistas para conseguir los objetivos sin excesivas complicaciones e impedir que los rivales puedan reforzarse al no ingresarles las cantidades que les corresponden por dichos traspasos. Getafe y Deportivo han criticado duramente al Zaragoza por seguir tal estrategia, pero son muchos los que predican con el modelo maño. Está claro que la ley posee numerosas lagunas en este aspecto. Igual que Logroñés, Oviedo y otros tantos tuvieron que caer al averno del fútbol semiprofesional para pagar por sus errores, todo club debería estar expuesto a la amenaza de que lo mismo les pudiera suceder a ellos. Sin estratagemas ni leyes concursales que valgan. Los equipos gastarían con coherencia y ofrecerían solo cantidades asumibles si tuvieran claro que lo contrario es ilegal y conlleva un severo castigo deportivo. Hasta que eso suceda de verdad, equipos honrados como la Ponferradina y el Elche descenderán o se verán privados del ascenso, mientras los irresponsables como Betis y Rayo Vallecano son recompensados con las mieles del éxito. En el fútbol, como en tantos otros ámbitos, parece claro que, en este país, jugando limpio es casi imposible progresar.