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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Mentalidad todo incluido

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad03-07-2011

Julio es previsible. Operaciones salida, campañas de tráfico e incendios y campamentos de verano llenan su calendario. Pero aunque la costumbre regrese cada séptimo mes del año, también lo hace la comodidad de una sociedad como la española que sólo se rebela cuando la injusticia invade el territorio del egoísmo individual. O sea, que vuelven a llegar pateras a las costas españolas, siguen muriendo mujeres por la -repetida hasta la saciedad- "violencia machista" y continúan calcinándose las hectáreas de terreno forestal que nos roban el oxígeno del que todos respiramos. Nos hemos acostumbrado a que todo nos lo den hecho, queremos que las cosas cambien para que nosotros no tengamos que hacerlo, soñamos con utopías que si se observan con un poco de cordura, todos no podremos conseguir. Es lógico. Cuando unos nos vamos de vacaciones otros tienen que estar a nuestro servicio. Incluidos muchos de quienes están en el paro. Llevan muchos días colgados los carteles de "se busca cociner@" o "necesitamos camarer@". ¿No hay tanto paro? Sin embargo, todos ansíamos con rabia ponernos la pulserita del todo incluido. Para muestra sirva un botón. La mayoría de los paquetes de ofertas vacacionales ofrecen turismo basura. Es decir: visitas exprés a las dos de la tarde al monumento más típico, bajo un sol de justicia y bebidas y propinas no incluidas. Eso para los más "activos", que montan como ovejas en un autobús o dejaron en el puerto un camarote interior con vistas a ninguna parte. El resto de viajes organizados se instalan en uno de esos resorts de cartón piedra y decorado Disney para vivir como lo haría el gorrino antes de la matanza: comer, dormir, beber y bañarse sin medida. Son, en definitiva, algunas de las opciones que encuentra el ciudadano común, que sólo busca "no pensar" fruto, quizás, de una mentalidad "todo incluido". Es la atractiva oferta con la que se encuentra un ciudadano común que quiere dejar de serlo sin mover un dedo o tirando por la calle de en medio. Mientras tanto, llega julio, y con él sus problemas previsibles sin resolver.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo