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SIN CONCESIONES

Dos hombres y un destino

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión30-05-2011

Los dos tienen barba. Los dos rozan los 60 años. Los dos fueron ministros de Educación. Y ministros del Interior. Y portavoces del Gobierno. Y también vicepresidentes, con José María Aznar y con José Luis Rodríguez Zapatero. Los dos residen en Madrid hace muchos años. Los dos son grandísimos aficionados al deporte. Los dos son aférrimos seguidores del Real Madrid. Y los dos van a enfrentarse en las próximas elecciones generales por ganar en las urnas y alcanzar la Presidencia del Gobierno. A simple vista, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba se parecen bastante. Tienen en común más de lo que cabría imaginar, por mucho que pertenezcan a proyectos políticos tan enfrentados y diferenciados en los últimos años como el Partido Popular y el Partido Socialista. Son dos hombres con un mismo destino: el Palacio presidencial de La Moncloa. Rajoy siempre se define como un corredor de fondo. No le gustan las inmediateces ni las estrategias cortoplacistas. Lo urgente resulta accesorio para el líder del PP. Confía en que la verdad y la razón siempre prevalecen, se imponen tarde o temprano. Quizá por eso ha necesitado tres oportunidades para afrontar unas elecciones generales con garantías de éxito. Ahora, en el ocaso de su vida profesional, llega más maduro y preparado que nunca para dirigir España. Rubalcaba es el político todoterreno, capaz de negociar un voto para una moción intrascendente en el Parlamento y de planificar una mesa de negociación con la banda terrorista ETA. Es mordaz en la respuesta, brillante en la dialéctica, maestro en la estrategia. Representa el pasado socialista pero su solvencia ha deslumbrado hasta a los más jóvenes. Los dos tienen la última oportunidad de su vida para presidir el país. El que pierda tendrá que dimitir e irse a su casa, aunque eso mismo se esperaba en 2008 de Rajoy y ahí sigue. El PSOE ha escogido a Rubalcaba como candidato porque es lo mejor que tiene en sus filas. Con mucha diferencia. Representa todo lo que puede ofrecer Rajoy a los españoles en estos tiempos de crisis: experiencia, sentido común, bagaje cultural, madurez, solvencia, sensatez, pragmatismo... Además, suma el olfato político, el descaro, la locuacidad y el verbo certero que muchas veces le faltan al presidente del PP. Rubalcaba es el todo en uno, el salvavidas al que se aferran los socialistas tras la debacle electoral en las autonómicas y municipales del 22 de mayo. Si alguien puede evitar que Rajoy llegue a La Moncloa con una mayoría absoluta, ese es Rubalcaba. Si alguien puede dar la vuelta a las encuestas y poner en aprietos a Rajoy, ese es Rubalcaba. Si alguien causa miedo en las filas conservadoras con sólo mencionar su nombre, ese es Rubalcaba. Pero si alguien ha defendido a Zapatero en los últimos meses y ha diseñado su plan político, ese es Rubalcaba. Así que los españoles pueden hacerle pagar en las urnas la factura de 5 millones de parados que deja este Gobierno. La buena noticia para España, gane quien gane dentro de nueve meses las elecciones generales, es que la solvencia y el rigor volverán a la Presidencia del Gobierno. La frivolidad, el sectarismo y la arbitrariedad con la que Zapatero ha gobernado durante dos legislaturas será un paréntesis para olvidar, un tachón en la historia de España. Quizá haya servido para demostrar a la ciudadanía que los países necesitan gobernantes serios y preparados. Rubalcaba y Rajoy lo son, aunque representan proyectos antagónicos en muchos puntos. Pero también comparten muchas cualidades, incluso algunos defectos. Los dos son hombres solitarios, que apenas se fían de sí mismos. Los dos cuentan con pequeños equipos que les acompañan allá donde van. Son viejos lobos de mar que, en medio de la tempestad, deben coger el timón de sus partidos para llevarlos a buen puerto. Pero ese es sólo el principio de la misión. La verdadera tarea que tendrán en las manos pasa por sacar a España de la galerna económica en la que está metida. PD: Que nadie se olvide de Carme Chacón, por mucho que ahora parezca defenestrada o por mucho que haya hecho el ridículo llorando por todas las esquinas de la sede socialista de Ferraz. Se quedará agazapada a la espera de que Rubalcaba pierda las elecciones y, entonces, reaparecerá para convertirse en la verdadera sucesora. Por algo la llaman "la niña de Zapatero".

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito